La rosa muerta
Decanta sobre una toalla olvidada;
La tarde fría
Ya refuerza su ánimo y calamidad.

Fuesen los agios perdidos
A revertir en este grato cielo de paz,
Fuentes vivas de amores
Y agraciados, y de todos los amantes.

Ese listel que carga la bella flor
Se perderá en un viejo olvido
Grabado suavemente en la hierba
Que hoy llora en tus cojines verdes.

Te hablo en lenguas muertas
Sin revivir el esperanto
Te hablo en claro litote,
Bien un día me entenderás.