El reloj.


Al fin.
La labor del tiempo me ha dejado sin respiración.
Tengo la sensación de haber caminado demasiado, mas sin embargo no he dado un paso.

Talvez solamente fue un delirio, una alucinación o simplemente un recuerdo.
Entre tantas palabras y deseos, vacilo ante la supremacía del temor.
Pues es tal mi destino.

Vagamente escucho el palpitar de un corazón,
Luego me doy cuenta que solamente son los latidos de un viejo reloj de pie...
Al verlo en aquel cuarto gigante, oscuro e indescriptible me evoca un recurrente sueño de mar.

En el estoy sentado a la orilla del infinito (llámese mar)
Vanamente aguardando por el fin del caos;
Y después de muchas lagrimas y gritos en el silencio… la calma llega.

Es cuando hacen su entrada triunfal mis demonios,
Gigantes de sombras y terror caminando sobre las aguas;
Esparciendo su labor sobre los escombros de mí ser.

Dan las 12:00 a.m.
Suena el clang! anunciando el inevitable caminar del tiempo.
El tiempo me dejo…ahora puedo moverme.