El orgullo; la dignidad; esos desaforados miedos; mi intransigencia; tu soledad; una caricia contenida; el sonido de los labios hurgando este deseo; la claridad de sentimientos; el misterio de otros mundos; una mirada pasajera; la magia de llevarte dentro; tu rostro reflejado en el de un hijo; la vida habitada por los dos; espejo de mi alma; mi ser hecho infinito... El desenlace de los días; un punto cardinal agonizando ante la espera; tus ojos rendidos bajo mi silueta; complemento; fatiga; viento; laberinto; infatigable vuelo; risa; silencio; esas deliciosas ranuras albergando tus mejillas; sol; mi íntimo refugio; claridad; desolación; magnetismo...
Vuelvo al punto de partida entre tus manos y mi alma; mientras, la vida se intercala en pequeños intersticios ajenos y coetáneos de mis deterioros cotidianos...

Ana Cecilia. ©