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¡Doctor, doctor!, ¡El niño no respira! Me lo dijo a gritos el mozalbete. Dejé a los estudiantes, a quienes les impartía la clase de biología en la naciente secundaria de Coxquihui y salí corriendo, tomando el atajo para llegar a mi consultorio, donde Doña Licha - la mamá- ya instruida le daba con el dedo índice masaje al corazón del bebé de quince días de nacido.

Ese niño había llegado a deshoras, la madre con poco más de cuarenta años, nunca pensó que la providencia le diese otro hijo. Dos días antes llegó al consultorio diciéndome que los cólicos al recién nacido no se le quitaban. Habían probado remedios caseros y hasta algunas gotas que un dentista le había recomendado. Después de observarlo detenidamente y por su edad , sospeché que el niño podría tener un Tétanos.

Coxquihui en aquel tiempo estaba incomunicado, había que recorrer de tres a cuatro horas a caballo y después otro tanto para llegar a la ciudad de Papantla o Poza Rica. O bien esperar a que bajase la avioneta si el tiempo lo permitía. El pronóstico de dicha enfermedad en ese medio o en cualquiera sigue siendo grave, pero en aquel tiempo era mucho más. Hablo de mil novecientos setenta y dos.

¿Qué me hizo aceptar un reto de tal envergadura, si lo más sencillo era decirles a los padres que se lo llevaran a un Hospital? No lo sé, si volviera a estar en una situación similar, les diría: “esto no puede tratarse aquí, requiere de especialistas y de cuidados intensivos”.

El bebé estaba grave. Y a los ojos de los padres debieron verlo más. Recuerdo que llegó el cura Panchito y luego Mario Aldama y en el consultorio fue bautizado con el nombre de Mario. Don Servando, su papá, me dijo: “no lo llevaremos a la ciudad, se lo encomendamos a Dios y a Usted Doctor”, quizá esa fue la motivación y hablé con la mamá, que la necesitaba al lado del bebé. Las contracciones eran tan fuertes que el niño dejaba de respirar y el corazón se detenía por lo que tuve que adiestrarla en reanimación, cada vez que eso le sucediese al nene. ¡Qué mejor enfermera que la mamá!

Recuerdo que me cuestionaba: si el niño tiene contracciones musculares, debería responder a sustancias como el metocarbamol. Ésta sólo se presentaba en tabletas. Para ese momento yo tenía al bebé con soluciones intravenosas, antibióticos- penicilina cristalina-y doña Licha se sacaba la leche y la daba con un gotero, pues no podía mamar. Teníamos también botellas de agua caliente a toda hora, pues en las madrugadas bajaba la temperatura en aquel pueblo de la montaña. Todos los días se aseaba del muñón umbilical.

Cómo llegué a deducir que el diazepam podría servirme, no lo sé. Pero recuerdo haberme dicho: si diez miligramos sirven para un sujeto de 60 kgr, cuanto tendré que ponerle al bebé? Tenía muy presente que la sustancia es altamente irritante para las paredes venosas, así que la diluí en fisiológico y se la instalé gota a gota. Fue increíble, el número de veces que dejó de contraerse se redujo a una o dos en el día. Sabía de antemano que era imprescindible no descuidar la hidratación, la alimentación, el suministro de antibióticos y por supuesto se habían mandado a traer de la ciudad la Antitoxina. Creo que el amor de la madre, los rezos que ella hacía, fueron insubstituibles para que el infante cruzara la delgada línea que hay entre la vida y la muerte.

Un día llegó Doña Licha y me presentó a su hijo… un muchacho de veinte años, lo saludé y lo abrace como un hijo mío que no hubiese visto en veinte años, En alguna ocasión recuerdo, que me dijo su mamá: le debimos de haber puesto Rubén, yo creo que Diosito lo mando a estas tierras. Yo me quedé pensando, que no en todos mis pacientes tuve aciertos y en uno de ellos aún bajo la cabeza y pido perdón a la madre por no haberlo salvado.

Texto agregado el 04-06-2007, y leído por 619 visitantes. (11 votos)


Lectores Opinan
04-11-2008 A veces Dios elige entre los hombres aquellos seres, que saben muy bien como "ser humanos", pues de eso se trata ni más ni menos.En ese momento pensó en tí y te eligió, sabía como obrarías, y no se equivocaba.Con este tierno relato que nubla la vista y emociona lo has demostrado.Un beso,mi cariño más sincero y mil estrellitas que te bendicen.Ma.Rosa. almalen2005
31-10-2008 Bellísimo relato. Tremendo si pensamos que fue verdad. Dios muchas veces cambia el curso de la vida cuando aparece gente totalmente entregada y de generosidad sorprendente como nuestro héroe. Me dejas con lágrimas en los ojos y un nudo en la garganta de emoción. Un abrazo enorme, flop
18-06-2007 Cierta película oír decir que "Dios" goza de una gran popularidad. Si suceden cosas malas es nuestra culpa o pruebas de la vida (osea casi hay que dar gracias por eso) si pasan cosas buenas, es gracias a Dios. El relato pone al tapete cuánto efectivamente es causa del hombre y cuáles no. En cuánto a mí creo que si existe alguna divinidad estoy seguro que las veces que actua son las menos. Y creo que esto mismo pensó el protagonista.. 5. ulpiano_carpe
15-06-2007 ...en estos tiempos en que la fábula y la virtualidad mandan más que la realidad no está de más ser testigos de la vida. azulada
15-06-2007 La verdad de este relato conmueve tanto y más que cualquier otra historia inventada. En estos tiempos de f azulada
08-06-2007 Hermosísimo y emocionante, es un excelente relato, me dejaste sin palabras. Besos y estrellas. Magda gmmagdalena
08-06-2007 Estremecedor relato Rubén...!!! Constantemente corremos el riesgo de ser endiosados por un acierto o castigados por una equivocación, y sólo somos médicos tratando de dar lo mejor a cada instante. Un abrazo mi querido amigo lilianazwe
07-06-2007 muy bueno, y yo que pensé que los médicos no tenían sentimientos salvo para sus cuestiones personales, deberé dejar de generalizar ***** india
07-06-2007 En verdad me sumergí en tu texto ya que siempre la vida de un recién nacido es tan omportante, que cualquier enfermedad por la que sea atacado nos hace estremecer y reaccionar.En este caso sabía todo lo que ibas mencionando, en cuanto a medicamentos. Es terrible tener un pequeñito y encontrarse en un lugar desprovisto de lo que se necesita para sanarlo.Pero la mano de Dios y del médico hicieron el milagro,y traspasó esa linea. Besitos Ruben***************** Vic 6236013
05-06-2007 Excelente prosa con una temáticabuenísima. muy enternecedor el tema que escogiste, ojalá hubieran muchos medicos como tú, sería menos traum´´atico enfermarse. sobretodo en los sitios más que estan en zonas muy precarias. te felicito por este texto, me gustó como lo narras. ******* romantica_7
05-06-2007 Rubén es hermoso eso que hiciste, mas allá de como lo cuentas que es maravilloso tambien. Yo creo que no hay nada mas hermoso que dar a los otros y cuando hacemos nuestro trabajo-sea cual sea- hacerlo con amor como Tú has hecho con Mario. Como siempre brillante, el mejor. Besos y ***** adriana73
05-06-2007 Excelente, me hiciste saltar lágrimas. Ojalá todos los médicos actuaran así. Muy bien narrado. Me gustó de principio a fin. Tus narraciones son tan buenas que ninguna línea aburre ni cansa. muy bueno.- angelo_caduto
04-06-2007 Excelente tu historia...Realmente fué un acierto, algo de lo que podíamos hacer antes con la dedicación y el amor por nuestros pacientes. Hoy la medicina no es tan humana. Buena esa medicaso... mis estrellas ctapdb
 
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