Era de día y te miraba sin llegar aún a verte, te esperaba encontrar en el camino a casa juntos que nunca sucedió. Era de tarde o de mañana, como tarde y ese mañana que nunca nos permitieron coincidir de noche, de madrugada, de ayer hace ya tanto tiempo que se ha borrado tu rostro a la distancia cuando es de tarde demasiado noche.
Nunca llegó esa mirada completa, fueron instantes fugaces de infortunio disfrazado de ilusión, aquellos que preludiaron a esos encuentros mudos que siempre mantuvimos demasiado cerca, entre nosotros que necios de emocionarnos tarde, llegamos demasiado tarde a todo lo que tuvo que ver con los dos.
Fueron encuentros mudos donde te miraba, pero veía a través de vos, miraba el horizonte que sobre tu cuerpo se dibujaba, y eran tus ojos retadores los que me incitaban a ofenderte un poco después de la derrota compartida a regañadientes, donde nunca dijimos nada, más allá de las palabras que necias, nunca expresaron lo que acaso quisimos decir.
A la distancia seguimos siendo los mismos necios tontos de antaño, los mismos mudos de ayer y de supongo mañana, el día en que de nuevo nos veamos, intentando dejar atrás el oprobioso acto de quedarnos callados, mudos acomplejados que siempre sufrimos tanto por no querer vulnerarnos al decir "te quiero". |