El concepto que una persona tenga de sí misma es muy importante para cada proceso de vida, cada decisión, cada dificultad, fracaso, éxito…en fin, las distintas situaciones en las que el individuo se ve inmerso. Dicho concepto presupone que la persona es conciente de sí en cuanto a sus puntos fuertes (talentos, dones, competencias, habilidades, logros…), y en cuanto a sus áreas débiles (defectos de carácter, inconsistencia emocional, doble ánimo, hábitos inadecuados…). Este equilibrio entre lo que se es o no se es, lo positivo y lo negativo, pueden conducir a la persona a pensar consistentemente de sí frente al triunfo o el fracaso (dos conceptos nada fáciles de definir por su carácter relativo).
De forma que, la autoestima siendo la vivencia y experiencia, interna y externa de una opinión sana y proporcionada de sí mismo, ayuda a las personas a conservar su dignidad y competencia ante los hechos, cualesquiera que ellos sean.
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