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Inicio / Cuenteros Locales / hippie80 / Tú, la lluvia y otras cosas.

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Siempre la encontraba en las horas de recreo, y cuando nos hallábamos, nos mirábamos incansablemente, pero yo era incapaz de hablarle, mi timidez lo impedía. Claro, ella cursaba cuarto grado y yo, apenas segundo, era definitivamente un imposible, además, mis amigos decían que las chicas de los cursos superiores gustan de los muchachos mayores y eso era definitivo para mí, pero tener su atención era lindo y emocionante, algo indescriptible que llenaba todo mi tiempo y mis pensamientos.
Pasó el tiempo y luego llegó el invierno con sus interminables lluvias y los patios del colegio lucían desolados e intransitables, entonces ya no pude verla más, quizás con suerte a la entrada o salida de clases me encontraba nuevamente con sus ojos bellos, pero nada más.

Y sucedió que una mañana muy temprano, casualmente nos encontramos en la puerta de entrada del liceo, ella se acercó a mí y me habló :

- Hola, deseaba decirte que en mi curso estamos haciendo una sorteo para reunir algún dinero y hacer una fiesta a fin de año. ¿Te gustaría participar?
- Si, claro, me gustaría colaborar contigo y con tu curso – dije absolutamente nervioso al estar tan cerca de ella - pero te diré que tengo muy mala suerte para estas cosas.
- Lo de la suerte no importa – dijo ella mientras sacaba un cuaderno donde era posible inscribirse para aquel sorteo – nunca se sabe cuando comienza la buena suerte. Y bien, dime tu nombre y el número que te agrada, yo lo escribiré.

Le dije mi nombre pero estaba tan nervioso que no fui capaz de elegir un número del sorteo para participar, entonces le dije así:

- Me gustaría que tú eligieras el número por mí, quizás me puedas dar la buena suerte.

Ella me miró y sus labios dibujaron una bella sonrisa que hizo lucir más hermoso su rostro juvenil. Enseguida escribió mi nombre en el casillero elegido para luego decir:

- Está bien, ya estás participando, de algún modo te comunicaré el resultado del sorteo, seas ganador o no.

Quise agregar algo pero no pude, mi timidez me dejó sin palabras y entonces ella también quedó en silencio, fue entonces cuando pude apreciar muy de cerca sus bellos ojos oscuros, y supe que eran mucho más hermosos en aquella silente cercanía. Eran profundos y tranquilos, llenos de paz e inmensidad, como un cielo de ausentes estrellas, ancho e infinito. No sé por cuanto tiempo nos miramos a los ojos, pero de pronto ella rompió el momento mágico diciendo agitada:

- Bueno debo ir a clases, ya se hace tarde, tú deberías hacer los mismo.
- Sí, sí, tienes razón.

Y de este modo, ambos nos dirigimos a nuestras respectivas salas de clases, muy a pesar mío pues por mí, me hubiese quedado toda la mañana conversando con mi linda amiga de cuarto grado.
La primera hora de clases fue de matemáticas y por cierto, me encontraba tan distraído que no escuché ni una sola explicación sobre ecuaciones de segundo grado que dictaba el profesor, sólo pensaba en ella y para mi mala suerte, poco antes de terminar la clase, sentí el rugir de los truenos que anunciaban con toda seguridad, el comienzo de nuevas lluvias. En menos de 15 minutos, los patios ya estaban anegados y con ello ya me sentía condenado a no poder ver a mi linda amiga. Cómo odiaba la lluvia, y mientras más la odiaba, más fuerte caía sobre el mundo desolado de mi colegio.

Nuestra segunda hora era de francés, pero la maestra no vino a clases pues nos comunicaron que estaba aquejada de un fuerte resfrío, de modo que mientras mis compañeros de curso hacían un desorden enorme, yo contemplaba a través de la ventana la eterna lluvia que se burlaba de mis deseos de verla.

Música fue nuestra última hora de clases, y comprendí que por largo rato debía soportar al maestro de música que nada más le encanta tocar el piano y hacernos oír indescifrables e insoportables ejemplos musicales. Escuchen la escala mayor, decía con misticismo, y luego debíamos escuchar la relativa menor, que según él, procede de la misma escala, más tarde para mayor suplicio nuestro, practicamos intervalos. Todo me sonaba horrible, quizás el piano estaba desafinado o el maestro poco sabía de música, o solamente era yo.

No lo sé, pero para mí la más bella música que habían escuchado mis oídos era la de su voz, la voz de mi amiga de cuarto grado, ninguna sinfonía se le comparaba en belleza musical, la voz de ella era más melodiosa que el canto de los arroyos en verano y más clara que el trinar de los ruiseñores del bosque, su voz en realidad, era un teclado mágico desde donde nacían palabras melodiosas y las frases se transformaban en canto.

Pero afortunadamente la clase terminó y ya era hora de regresar a casa, increíblemente la lluvia había disminuido en intensidad y ya era sólo un suave rocío que caía sin embargo, en el cielo las grandes y oscuras nubes se veían furiosas e inquietas esperando el instante eléctrico para desatar su furia de agua.

Caminé lentamente hacia la salida del liceo y allí estaba ella, al verme se acercó y me habló de inmediato:

- Qué suerte tienes, has ganado el sorteo.
- No puedo creerlo – respondí sorprendido – nunca había ganado en un concurso.
- Ya ves, a veces comienza la buena suerte.

Luego de entre sus libros y cuadernos sacó algo pequeño envuelto en un bello papel de regalo y me lo entregó, enseguida dando a su voz un tono más cálido y tierno agregó:

- Espero que te agrade y así recuerdes nuestro curso, ya sabes que el próximo año no estaré en este colegio, pues debo ir a la universidad.
- Bueno – dije sincerándome – siempre recordaré este liceo, tu curso, pero especialmente este momento de buena suerte. Siempre te recordaré a ti.

Ella sonrió ante mis palabras y entonces volvió a producirse aquel silencio mágico entre nosotros en que sólo nos hablábamos con la mirada, fueron instantes eternos hasta que tomé un valor desconocido y le dije:

- Desde hace tiempo yo deseaba decirte algo...
- ¿Algo?, ¿qué deseabas decirme? – contestó cálidamente mientras se acercaba más a mí- con su sonrisa clara.
- Yo quería decirte que...
- Que...

Pero en aquel momento preciso de mi confesión, el cielo se iluminó de resplandores escuchándose luego el terrible sonido de los truenos desatándose nuevamente la furiosa lluvia. Rápidamente comenzamos a mojarnos y olvidamos buscar refugio, solamente nos quedamos allí. Vi entonces como su cabello se llenaba de gotas de lluvia y de inmediato ella protegió sus libros y cuadernos del agua que caía. Enseguida se acercó más a mí como buscando un inútil refugio y ya con su rostro muy cerca del mío, pude admirarla en su plenitud y venciendo mi timidez, tomé su mano con la mía.

Entonces ella me sonrió y cerró lentamente sus ojos, como si en su alma hubiese sucedido algo maravilloso y entonces la besé. La besé largamente sintiendo sus labios mojados de lluvia, fríos y cálidos a la vez. Nos separamos y con voz radiante ella volvió a preguntar...

- ¿Desde hace tiempo, tú querías decirme que...?
- Sí, - respondí – yo quería decirte que... que..
- Bueno, no creo que esta lluvia nos permita seguir conversando más, será mejor que me digas mañana.
- Sí, mañana te diré, no te preocupes.
- Ah – dijo ella entonces con cierta ironía – también tendrás que contestarme otra pregunta.
- ¿Sí?, ¿qué debo decirte aparte de mi enigma?
- No habrás creído que aquel sorteo era real , ¿ o sí?

Luego se perdió entre la lluvia, llevando con ella, su sonrisa y parte de mi alma. Desde aquel instante, el torrente de agua que caía desde el cielo me importaba muy poco, ella era mi primavera.




Texto agregado el 01-06-2007, y leído por 1223 visitantes. (41 votos)


Lectores Opinan
25-09-2011 Juro que antes de ver los comentarios dije igual que los demás: Ay! qué bella historia, porque esos primeros amores casi siempre se los lleva en el corazón, para toda la vida, como algo que no se pudo realizar... laura_de_azul
17-12-2008 Ahhh. Esos amores puros e inocentes me hacen desenterrar. Que tiempo aquellos!!! JFer
18-08-2008 La edad de la lluvia delata los silencios. Stars. Me recordó una vieja película y dos adolescentes inventando posibles. Indhira
31-07-2008 Ay.. estoy suspirando!!! Qué romantico eres!!! que lindo escrito. sabes describir bellas imagenes y expresar los sentimientos de tus personajes de tal manera que nos hace identificarnos con ellos. Me traes recuerdos bellos de esos tiempos. Excelente. bien narrado y me gustó que haya ese toque de poesía. Le va muy bien a la narración. I love U.***** liruviel
23-05-2008 Uh me hiciste recordar viejos tiempos!!! me ha gustado mucho mis 5* mitkathena
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