En mitad de la tarde, la calle se muestra elegante. La mezcla del verde-café-amarillo hace de ésta, el lugar perfecto para pasear.
A Constanza le llama la atención el tipo que está en la cuadra de enfrente (Benjamín). Cruza y le habla.
Constanza: ¿Hola?
Benjamín gira la cabeza mientras va parando su andar. Se detiene.
Benjamín: (tímido) Hola.
C: ¿Cómo estás?
B: Bien (silencio incómodo) ¿y tú? (como obligado a hacerle la pregunta)
Se quedan mirando. Ella está completamente detenida mientras que él le muestra su hombro como queriendo ir.
C: Eee, iba camino a mi exposición porque aceptaron mi trabajo y bueno, es mi primera exposición…
B: Ah (como entendiendo el propósito de la interrupción) no, es que voy un poco atrasado y…
C: No, no (se ríe corto y suave) mmm, ¿por qué andas con paraguas?
Benjamín se detiene completamente y la queda mirando como tratando de no responder a esa estúpida pregunta.
C: Te lo pregunto porque no está lloviendo y me parece un poco absurdo.
B: ¿Dejó de llover?
C: No ha llovido en todo el día. Ni siquiera en la semana y hace meses que no lo hace.
Benjamín estira su brazo –tímidamente- afuera del paraguas Lo devuelve rápidamente.
B: Está lloviendo con mucha fuerza, mírate, estás empapada. (Piensa) si quieres te puedes acercar para que no te sigas mojando.
Constanza lo mira sorprendida. Se mira y no ve ni una gota de agua, sin embargo, se acerca –encogida de hombros- muy cerca de Benjamín, ahí debajo del paraguas.
C: Hola, soy Constanza.
B: Yo Benjamín.
Se quedan parados en mitad de la calle. Ambos miran hacia el cielo y se quedan un momento (no incómodo) en silencio.
C: Benjamín, ¿Desde cuándo dirías tú que llueve?
B: (Lo piensa) Empezó hace como dos días ¿te acuerdas? Partió con ese temblor de fuerte remezón, y siguió con una tormenta eléctrica, pero que ya de a poco ha ido diminuyendo.
C: Ah sí, lo recuerdo (intentando seguirle la corriente) Oye ¿y tú no ibas atrasado? Porque si quieres podemos caminar. Íbamos en la misma dirección.
B: No, parece que prefiero quedarme acá hasta que la lluvia pare; me cansé de caminar ¿Me acompañas? (silencio, Constanza iba a responder pero se dio cuenta que Benjamín no había terminado) o quizá tengas que estar en tu exposición.
C: No, sí, te acompaño.
Constanza y Benjamín se miran. Contemplan la belleza de sus rostros a su modo. Él se detiene en la boca y ella en sus ojos. Constanza se da cuenta que Benjamín le mira los labios y los mueve tímidamente. Se ponen nerviosos pero se siguen mirando, descifrando e interesando. La barba recortada, los labios partidos y la pequeña cicatriz en el cuello. El pelo largo, los ojos azules y grandes, rasgos finos, delgada, elegante. Los labios robustos, dulces y provocantes, su bigote y dos canas. Su mano suave y fina, la de él, brusca y cordial. Se sonríen. Benjamín la queda mirando pasmado; se acerca y le da un beso en la mejilla. Ella sonríe y mira el suelo, luego lo mira e inclina su cuello para arriba, quiere que la vea sonrojada.
B: (cerrando el paraguas) ¿Vamos?
C: ¿A mi exposición?
B: Sí.
Debían cruzar la calle y Constanza pisa un charco de agua producto de la lluvia.
B: No soporto cuando pasa eso, pero supongo que es mejor a que siga lloviendo, ¿no?
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