Estaban los tres amigos sentados en una cantina, tomando
y recordando. Sí, recordando que hace un par de años eran realmente buenos amigos; de esos camaradas que igual te ayudan cuando té estas golpeando con un fulano o te acompañan cuando te deja roto el corazón una mujer.
Una mujer. ¡Por una mujer estaban ahí! ¡Una mujer lo había causado todo!
Les contare como fue que empezó:
Julián, que era el mas mujeriego de los tres, había regresado ya de un viaje de negocios. Estaba chulo el tipo, sé sentía orgulloso de jamas haberle llorado a una mujer.
Pedro con una mirada bonita se enamoraba a lo bestia. Era el mas torpe, por no decirle atarugado, de los tres.
José Manuel era muy competitivo en cuanto a mujeres. Le gustaba traer buenas chicas a su lado. No era raro que el y Julián compitiesen por ver quien tenia la chica más bonita o la mas codiciada.
Cuando Julián regreso, los amigos acordaron verse en un bar cercano.
Platicaron de sus amores, de sus aventuras, de mil cosas. Entre tragos y bromas empezaron a discutir quien era mas hombre.
-¡ Que te lo digo, Julián, no es que no sea hombre, puedo tener a la que sea! Sólo...... solo que ahora no tengo tiempo para mujeres.
- Ja ja ja eso no es cierto , estas mas salado que un bacalao...
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- ¡¿Tu me dices salado?! Mira pelmazo, por lo menos a mí las mujeres no me estafan
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- Vamos chicos, no se peleen, no cualquiera puede tener mi suerte
- Ja ja ja ja ¡ cállate Julián ! - le dicen los otros dos en coro.
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– Muy bien, si no me creen, apostemos.
Sin planearlo aquello dejo de ser una simple charla de bar. Pronto cada uno empezó a calentarse y poco a poco surgieron las reglas de ese juego.
Las reglas quedaron así:
Todos empezarían igual, conocerían a una chica al mismo tiempo Incluso todos conseguirían su teléfono. Cada uno tendría la misma oportunidad de invitarla a salir en el lapso de una semana entre uno y otro. Al cabo de un mes sé reunirían de nuevo y el primero en acostarse con ella en ese tiempo ¡ese seria el vencedor!. Como prueba de su hazaña, debían traer una prenda interior de la chica.
El ganador, aparte del reconocimiento de los demás, ganaría una cantidad de dinero acordada por un tiempo de seis meses.
Se dieron palabra de hombre y sellaron el pacto como sólo ellos solían hacerlo. Todos respetaban ese tipo de acuerdos. Incluso desde que eran niños, al darse palabra, aquello se tornaba en serio, su reputación iba de por medio.
Y aquí es donde se hecha a perder la historia.
Una chica morena, bonita sí, pero no algo que haga que voltees a mirarla. Era de ese tipo de chicas que no sueles admirar en demasía. La chica se sienta en la barra.
De inmediato es la candidata.
Julián, el de experiencia, es el mensajero al que se le encomienda la misión de traerla a la mesa de los amigos. Platica un momento con ella y la chica accede a tomar una copa con ellos.
Unas horas pasa, entre platicas y risas la mujer les deja su numero de teléfono móvil y se despide de ellos.
Julián es el primero en atacar. Le llama para invitarla a desayunar. Para él todo es cuestión de rutina.
Es muy sencillo- piensa- cuestión de flores y chocolates y en tres días ese dinero es mío.
Llega a la cita con un arreglo de rosas hermoso, María (así se llama la mujer) le agradece el detalle, las pone en agua y no hace mas comentarios al respecto. Incluso no pone esa mirada de emoción que todos ponemos al recibir un detalle de alguien que nos gusta.
Desconcertado, Julián la sube a su Mercedes Benz del año, (lo cual tampoco la impresiona) y más desconcertado queda. Parece que es dura de impresionar la mujer.
Comen en un lugar que ella escogió, muy sencillo, pero de buen gusto, y comienzan a conversar. Pronto Julián pierde la voluntad ante el encanto de tan interesante mujer. No es la clásica niña bonita de seso hueco, es inteligente; interesante. Se olvida de la apuesta, realmente esa es la mujer. No hay más.
La deja en su casa y por mas que intenta disimular, ella le ha hecho sentir algo que desconocía, No es deseo, no es pasión, es algo mas, pero se siente temeroso de reconocer lo que es obvio.
Piensa en llamar a sus amigos, cancelar la apuesta, sabe que no puede ganar, pero su ego es mas fuerte y contiene el impulso.
Intenta enfocarse en vano. Ya piensa en ella todo el tiempo y la semana vuela. Ahora es el turno de Pedro.
La verdad es que el pobre de Pedro es un niño atrapado en el cuerpo de un adulto, como también es cierto que tiene un corazón de esponja, se enamora de la que sea. La invita a donde ella escoja, esperando no hacer el ridículo, y para su sorpresa, ella escoge un parque de diversiones. El feliz de la vida. Pasan una tarde muy agradable, pero no la ve como una mujer, mas bien como una amiga con la cual divertirse.
El día es perfecto. La deja en casa y al recordar tan bello día, también recuerda esa estúpida apuesta. María le agrada, realmente le agrada y piensa que una niña como esa no vale la pena perderla por una tonta apuesta. Pero dio su palabra, debía cumplir o su honra estaría mancillada. Aquella noche ni duerme de pensar en el asunto.
La semana se va como agua entre las manos. Ahora es el turno de José Manuel.
A él no le gusta perder, para el es cuestión de vida el ganar esta apuesta. Es como si de una buena vez se pudiera quitar el karma de ser el segundo.
La lleva de día de campo. El día se acaba y el se da cuenta que es ella la mujer con la que quiere compartir su vida. Esta tan embelesado con ella que cuando reacciona, son ya las dos de la mañana y ellos siguen hablando en el mirador.
María le pide que la deje en casa, a lo que el accede. Camino a su casa, el est muy emocionado de haber encontrado a su alter ego. Al despedirse intento besarla, pero contuvo el impulso y quedo en un beso en la mejilla.
Camino a su apartamento penso en ella y, como maldición, recuerda la apuesta. Esa maldita apuesta.
Pronto acabo su semana. La semana siguiente era crucial, todos tratarían de llevarla a la cama. José Manuel no pudo contener los celos. Parecía fiera encerrada imajinandola con Julián, (sabia que Julián trataría de ganar a como diera lugar, de Pedro ni se apuraba, el no conocía la diferencia entre la derecha y la izquierda).
Como a media semana fue a casa de Julián con el pretexto de saber como iba todo. Pronto llego Pedro con la misma intención. El alcohol es mal consejero.
De una platica surgió un pleito incontrolable. Julián y José Manuel empezaron a pelearse, ya no solo de palabras. Pedro los separo, aunque a él le toco la peor parte.
Como habían acordado, se verían el lunes y no tocarían más el tema.
Los tres se sentían una miérda por haber apostado a una mujer que era encantadora.
El viernes recibieron en distintos horarios una llamada. María se iba de la ciudad y quería despedirse de ellos. No los cito en una reunión de amigos, mas bien en un hotel. Quería darles algo para que la recordasen. Avergonzados, acudieron.
Pedro se sintió muy avergonzado. De hecho decidió que se vieran en otro lado
- María, eres simplemente una persona de la cual es fácil enamorarse. Te estimo y no voy a perderte por un acostón. Te voy a extrañar, pero promete que vamos a seguir teniendo comunicación.
-
- Wooow, te agradezco el detalle- decía mientras abría la cajita de porcelana que Pedro traía para ella- en verdad te lo agradezco. Te prometo que tendrás noticias mías antes de lo que crees. Pero tus amigos, ellos no se me van vivos. No soy estúpida. Eres un gran amigo, de veras te voy a extrañar.
- Adiós niña preciosa...
- Te prometo, que cada vez que me necesites estaré ahí para ti. Tienes mi palabra. Bye, tengo cosas que arreglar antes de irme
Pedro le dio un beso.
Ella se arregló y dejo todo listo para su viaje.
Los otros dos deprisa se arreglaron para su cita en el hotel. María los había citado en habitaciones distintas con un lapso de 15 minutos entre uno y otro. Cuando cada uno entro en la habitación, encontraron una nota en el espejo que decía:
“Lamento mucho desilucionarte, pero no eres tan galán ni yo soy tan imbécil. Te dejo un recuerdo para que tengas uno mas en tu colección. Con la diferencia de que jamas lo veras lucir en mi. María”.
Ambos terminaron muy dolidos en el alma. Como si eso no fuera suficiente, se encontraron en el estacionamiento del hotel. No hubo palabras. Solo diré que ese día se termino una amistad de muchos años.
Han pasado casi tres años desde que esto ocurrió. Pedro los ha convocado en ese mismo bar en donde todo empezó. Con un poco de recelo se reunieron, pero el alcohol, como siempre, saca lo mejor o lo peor de una persona.
Esa noche de recuerdos María salió a flote, esa noche supieron que una mujer es un diablo con alas. Brindaron por ella, por lo que les había hecho, por el dolor tan placentero que era haberla conocido.
José Manuel y Julián lloraron por ella, s perdonaron y, como cuando eran niños, olvidaron el pleito y reanudaron su amistad.
Tal ves te preguntes como es que se tanto sobre esta historia. Te lo diré: Alguien muy cercano me contó los detalles tal como te los cuento hoy a ti.
Perdona si no te sigo contando como acabo esta historia, pero debo llegar a la iglesia, mi mejor amigo se casa y prometí estar ahí.
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