No sé si estaba dormida o despierta, mi vida siempre fue un subir y bajar intenso, con duros golpes, una serie de momentos gratos y encantadores, y amargas caídas. Muchas piedras, muchas espinas, cientos de fantasmas y también de hadas madrinas, de duendes, de santos, de chamanes.

No me acuerdo si dormía o despertaba, porque mi vida era de pesadilla, aunque llegaron las glorias de los triunfos, las medallas, los laureles. Luego más caídas, y los demonios dentro que controlaban a su placer cada uno de mis motores.

Luego hubo que huir, con la soledad y el dolor a cuestas, y la oscuridad me perseguía. No me acuerdo si estaba dormida o despierta, pero tuve que luchar: hubo hambre, montañas para subir, pendientes qué resbalar, luces que alumbraban todos los caminos y que siguen dando su brillo para mí, y resplandecen si estamos juntos, ángeles de la guarda cuidando mis pasos, y demonios devorándome. Soledad, tristeza, un matiz de paz, amargura, más soledad…

No me acuerdo si dormía o despertaba, los triunfos llegaban a borbotones y los desvelos también. Mi manada siempre cerca, siempre alerta a defenderme y a atenderme las heridas (que sobrepasaban toda superficie de piel). Los ríos de tanto en tanto, para saciar la sed y poder continuar, algunos secos me desgarraron por dentro, algunos turbulentos casi me ahogaron.

No recuerdo si estaba dormida o despierta, pero llegó. Y cuando llegó mi alma cantó de alegría y mi ser se confortó, y mis alas se agitaron sin control. Su "voz" grave acalló todo lamento, todo sufrimiento, toda pena, toda amargura. Añadió otras, pero más tolerables dado el calor y el alivio que proporcionan sus ojos brujos, su savia, su veneno, su lengua, sus contornos... su poder, su néctar.

No me imagino si estaba dormida o despierta, pero sentí sus texturas, todas ellas. Cada una hecha para una parte de mi ser: la del espíritu para mi alma, la del cuerpo para la piel, la de las lágrimas para lavar mi sufrimiento, la del fuego para crepitar, para alcanzar los cometas y volar entre los astros... ¡Y perder la razón y volver a aterrizar! Y nuevamente doblarme de locura y dicha y alunizar... y paz nuevamente... y volver a subir y a bajar y a enterder lo que significa amor (y clamor, resplandor, y fulgor y fervor). ¡Y por fin "saber" lo que es sublime!

No sé si estoy dormida o despierta,
si duermo... ahora sueño,
si estoy despierta... ahora "vivo".

Tu ser lo llena todo, cada rincón, cada espacio, cada curva, cada sueño. Tu ser sin el que no soy nada, tu noche sin la cual no soy luna, tu agua sin la cual no soy sed, tu cetro que guía a mi rebaño y tus mapas que guían mi destino. Ahora la estrella tiene su mar y el cielo su estrella, el héroe su victoria y los rosales su eleria. Ahora el barco tiene su muelle y la voz su canción y el árbol sus raíces.

Ahora sé que cada ángel y cada demonio, cada piedra y cada playa, cada sonrisa y cada llanto, cada pared y cada puerta, me trajeron a ti, y que tú eres yo, y que somos uno, y que yo soy tú, cuando decido ser en ti, todo lo que siempre quise ser…