Ahora que el gobierno venezolano ha acelerado su carrera hacia el socialismo en su vertiente totalitaria, quizás valga la pena trazar algunos rasgos de su principal líder, el teniente coronel.
No pretendo hacer una radiografía exhaustiva, me detendré en aquellos rasgos que considero más importantes.

NARCISISMO. Quizás este sea, con toda probabilidad, el rasgo más extravagante del teniente coronel. Ese deseo patológico de hurgarse el ombligo delante de las cámaras es llevado hasta lo insoportable. Su narcisismo dibujó hace ya bastante tiempo un árbol genealógico que lo emparenta con Simón Bolívar y Cristo. Pero eso sí, él es, no se cansa de repetirlo, uno más "del pueblo", el mismo de siempre, el humilde campesino de Sabaneta. Él es tan abnegado que se está sacrificando y entregando su vida al pueblo de Venezuela. Supongo que lo dice para que los venezolanos estemos agradecidos ante una muestra tan noble de sacrificio y desprendimiento. Habrá que preguntarle a los comunicólogos, que se ocupan de manera exhaustiva de estas cosas, cuántas horas ha dedicado el teniente coronel a contar en cadena nacional detalles de su vida en Sabaneta: sus juegos de la infancia, la relación con su abuela, las peleas con su hermano Adán por ver cuál de los dos se chupaba las latas de sardina que comían, sus novias, sus juergas cuando salía del cuartel, etc. Para el que esté leyendo esto y no sea venezolano, es conveniente explicarle que una cadena es la obligación que tienen los canales de televisión públicos y privados, así como la radio, de transmitir simultáneamente sus ejercicios ombligocentristas.

Este padecimiento psicológico, que se ha incrementado con los años, fue expresado brillantemente por Zapata, un genial caricaturista: Una bota militar y dentro de ella una flor de narciso. Contundente. Una imagen vale más que mil palabras, como reza el conocido lugar común. Este narcisismo afiebrado ha devenido en algo típico de los regímenes totalitarios de izquierda: el culto a la personalidad. En Venezuela las autopistas están atiborradas de vallas gigantes que nos muestran al teniente coronel con el brazo en alto y las consignas "patria, socialismo o muerte"; en cualquier oficina pública su imagen reposa junto a los íconos de la izquierda trasnochada: el Che Guevara, Fidel Castro, etc. Es realmente gracioso ver los canales oficiales, casi no hay una transmisión en la que no aparezca el teniente coronel hablando, predicando, pontificando con su santa palabra. Sus perritos falderos están convencidos de la infalibilidad del Comandante.

Pero el colmo de la adulación al narciso es una edición que pronto publicará el Ministerio de Comunicación e información (¿o habrá que decir de Propaganda?) en la que se recopilan frases extraídas de distintos discursos del teniente coronel, y que lleva el inconmovible título de "La sabiduría de Hugo Chávez". El nombre de los capítulos raya en la cursilería: Hugo Chávez y el socialismo, Hugo Chávez y la patria, Hugo Chávez y el pueblo, Hugo Chávez y el mensaje de Jesús, etc., al mejor estilo de El libro rojo de Mao.

DESEO PATOLÓGICO DE PODER. Como el Leviatán, el teniente coronel lo quiere todo para sí: Controla el Tribunal Supremo de Justicia, que dicta sentencias a su medida (la más reciente de ellas relacionada con el cierre de RCTV, una de las infamias más ilegales, inconstitucionales e ilegítimas tomadas por el gobierno) controla toda la Asamblea Nacional (aquí la oposición tiene la culpa, pues se retiró de la elecciones parlamentarias y le despejó el camino al rojerío) controla al poder ciudadano, controla al consejo electoral, órgano encargado de realizar las elecciones. Controla 6 canales de televisión, y dos canales que antes eran independientes ahora se mantienen muy calladitos, muy complacientes no vaya a ser que se moleste el energúmeno.

Su más reciente obsesión totalitaria es la presidencia vitalicia, y en la espúrea reforma constitucional se está maquillando, muy disimuladamente, el tema de la reelección indefinida. Él, que se dice heredero de Bolívar, quiere perpetuarse en el poder y olvida las palabras de El Libertador en su Discurso de Angostura: " porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía." No me extraña que en una de sus cadenas declare que ese fragmento fue agregado por las oligarquías y bla, bla, bla., tal y como dijo que a La Biblia le suprimieron los pasajes que mostraban al verdadero Cristo, el "socialista."

Con este control absoluto de los poderes públicos, con el control de los medios de comunicación, con las nacionalizaciones, las expropiaciones, el teniente coronel está ejecutando a rajatabla aquel eslogan de Mussolini "todo para el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado." Por cierto, el teniente coronel tiene en Miraflores un “Balcón del Pueblo”, idea que sí copió de Mussolini.

LENGUA DE FUEGO, MATÓN DE BARRIO. Como buen militar que es, el narciso golpista cree que el país es un cuartel que está obligado a ser obediente, sumiso y a no cuestionar sus decisiones. Quien tenga el coraje de oponerse al teniente coronel ya puede esperar su buena dosis de improperios en cadena nacional. Oponerse al demagogo es ser un oligarca, golpista, terrorista, apátrida, pendejo, ladrón de siete suelas, cachorro del imperio y fascista. El teniente coronel es incapaz de pensar en términos de adversarios y de tolerancia. El teniente coronel parece conocer muy bien el trabajo del teórico nazi Carl Schmitt, según la cual la política es un asunto de amigo-enemigo.

Como los regímenes comunistas del siglo XX, el teniente coronel utiliza el miedo como arma para mantenerse en el poder: "Yo el supremo" está convencido de que si él no es Presidente habrá una guerra civil en Venezuela. Con voz solemne dijo hace unos meses que él era el único capaz de gobernar a Venezuela en estos momentos. Aquí se repite la metáfora: La flor de narciso dentro de la bota militar. Si yo no soy Presidente vitalicio, si no muero en el poder, entonces que coman mierda los venezolanos porque aquí lo que vendrá es violencia, guerra civil y muerte. Eso es lo que significa "Patria, socialismo o muerte."

INMORALIDAD. Aquí parece llegar el eco orwelliano de Rebelión en la granja: " Todos los animales somos iguales, pero unos más iguales que otros." Como al narciso de Miraflores le dio por construir el "Socialismo del siglo XXI", uno de los nuevos dogmas inconmovibles es que ser rico es malo. Según el teniente coronel el ideal para la sociedad es vivir en la pobreza pero con dignidad. Mientras las naciones democráticas luchan para enrumbarse por el camino de la riqueza y la prosperidad, el teniente coronel declara que se puede vivir en la pobreza con dignidad y que ése es su propósito para el pueblo de Venezuela, pobres pero dignos. Y el teniente coronel tiene pruebas “irrefutables” para los incrédulos: >

Pero eso sí, el narciso de Miraflores gasta más de dos millones de bolívares (algo así como más de 1000 dólares) SEMANALES en productos cosméticos y de tocador. Claro, tiene que salir en la televisión con su carita bien limpiecita, bien lavadito, sin arrugas, con la cara fresca, lozano. Tiene que aparecer “lindo” ante las cámaras de televisión para seducir a la turbamulta. Parece una historia del realismo mágico garcíamarqueano, pero la carita y el cuerpo de Hugo Chávez nos cuesta anualmente a los venezolanos entre 50 mil y 60 mil dólares anuales.
Saque cuentas en su moneda nacional a ver cuánto le da.



Apreciado lector: Aquí termina esta radiografía incompleta del teniente coronel. Para hacer una radiografía exhaustiva habría que hablar de otros rasgos del narciso de Miraflores: El resentido social, el mitómano, el jefe del odio, el alcahueta de la corrupción, el amiguete del carcelero de Cuba, el loro alharaquiento, el payaso, el camorrero, etc.