Nuevamente la luz del día. Definitivamente estoy cansado, no quiero decir que voy a caer en un sueño profundo, pero, seguramente me puedo apartar de ello y me habría de pasar unos años vagando, aturdido y tratando de recuperarme del golpe. Sin embargo el soñar en futuros placenteros ya es tan monótono que casi no encuentro motivos para alegrarme, como cuando sientes esa alegría de saber que al día siguiente verás por fin a esa persona querida o irás al lago con alguno amigos y esperas con anisas de que ese momento se llegue. Me refiero a esa sensación de que vale la pena seguir. Lo que sí creo que funciona es cumplir mis pasiones, para que la continuidad sea mas agradable.
En mí, eso ya no sucede y no es que esté en estado depresivo, y haya abandonado las ganas de seguir en el hilo, simplemente, se siente como un sueño en donde se navega con voluntad o sin ella, caminar con el mismo ritmo, con paso ligero pero firme y desplazando el cuerpo por el vacío con toda normalidad, como si nada importara tanto, que de pronto te das cuenta que no hay delante y solo hay que seguir el curso sin saber si al final (pues lo habrá) valió la pena. En realidad me cuesta trabajo describir el estado en el que estoy, y solo continuo sabiendo que de todos modos pasará lo que tenga que pasar.
Añoro los tiempos en que los pensamientos de vivir plenamente revoloteaban en mi mente como mariposas, la idea de no afligirse pues se endurece el alma fácilmente y de orar cada noche para tener un buen comienzo por las mañanas. Pensamientos para buenos actos. Pero ya no soy de esa manera sino de otra.
Es increíble lo mucho que uno cambia al pasar de los años,y tal vez en algunos cuantos más siga cambiando mi historia, prácticamente mientras busco el secreto de mi propio personaje.
No quiero parecer apático, un símbolo, un proscrito, un fenómeno de la naturaleza: algo que despierte amores y desprecios, todo eso. Te aseguro que no puedo volverme atrás. No puedo detenerme. Y con toda franqueza, no tengo el menor miedo a no poder resistirme a la somnolencia y la pesadez.
Los sentimientos que caracterizan al ser humano aun siguen en mi, pero en menor medida unos que otros, y cabe resaltarlo, pues no quisiera que me consideres un ser sin alma, al contrario, aun puedo enamorarme, aun puedo romper en llanto al escuchar melodías, todavía puedo enfurecerme. Tal vez solo estoy pasando un mal momento y, pronto o no, tal vez se pase, mientras comienzo a sosegarme. |