A cabo de ver una de las historias no sé si decir más impresionantes dentro de lo irrealmente real pero sé que de alguna manera u otra se ha clavado en mí, penetrado de tal forma que ni sé si le llegué a dar permiso o no.
Todo comenzó con una fuerte conversa con el amor tan inalcanzable de mi vida, con mi "ángel salvador" ¿debo decir?, o simplemente horrorosa caricia de un verdadero ángel salvador, no lo sé pero lo estoy perdiendo o si cada vez lo gano más pues entonces alguien puede decirme por qué duele tanto y abre mis lágrimas tan ampliamente hacia el horizonte...No. Nadie. Pues sí hay un nunca jamás y desgraciadamente afortunante, este engendro es mi eternamente existencial nunca jamás. Lo amo. Lo amo, no hay nada pero a la vez tanto más por decir, hablar, sentir, comer, matar, salvar. ¡SÁLVAME! No me dejes morir así que mi alma no lo merece, que mi vino tinto debe de saber distinto cada vez que enjuaga mi sensible paladar, que mi cigarrillo debe de despojar su sensual humo hasta estremecer hasta lo último de mi ser, de mi sexo, de mi misma, que si mi alma está en paz pues esta paz me carcome y me confunde. Oh! que tal confusa confusión de la solitaria soledad, desgraciada arma que me dispara cuando quiero desaparecer y cuando no, cuando quiero amar y cuando no, cuando quiero desear y cuando no, cuando debo de pensar en ti, pues sí, es inevitable, patético pero DEBO, esa es la definición de lo patéticamente prisionera que soy de tu alma., tu ser y tu empedernido corazón tan suave como una piedra. Si tanto dices no amarme pues por cariñosa piedad mátame, dispárame por la espalda como la preciosa y deliciosa rata cobarde que eres mi bello amor de viejos y extrovertidos pensamientos suicidas a la esbeltez del cuerpo y el amor al amor.
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