Ha regresado al hogar
(La experiencia de mi padre cuando se reencontró con su hermano)

Ha regresado al hogar,
sin cambios,
Quien se alejó de nosotros,
buscando un sueño.
Quien en plena juventud
vi partir a un país lejano.
Quien buscaba vivir,
dejando atrás su vida.

Es mi hermano
quien ha encanecido.
Sobre su frente no solo
asoma un blanco mechón,
también se asoman los recuerdos
de viajes inconclusos,
recuerdos de rostros distantes,
amores ausentes
con los que dejó el corazón.

Cuando entro y me mira,
Su rostro se ilumina.
¿Vendrán a su mente
los años tempranos
de nuestra vida que declina?
¿Escuchará los reclamos
de la vida nueva
o de su vida rota?

Contemplo que mi hermano
es un parque otoñal,
donde los árboles deshojan
y donde la tarde se pinta de rojo
anunciando el final de la luz.
Y un poco iluminada aun,
un alma que sigue ausente.

Emergiendo en la mente
el reproche pregunta:
“¿Lamentas lo que se ha ido,
la juventud perdida?
Lejos quedó la triste madre muerta.
La que hasta el último momento
lloró y suspiró el recuerdo del ausente.”

Sus manos vacías del sol de oro,
la alegre juventud nunca vivida,
la tierra de un sueño no encontrada,
la fugaz aventura siempre anhelada,
lo que ya no viene lo que ya se fue,
Solo recuerdos le quedan,
de propósitos que no encontró.

Y ve su nave hender
con estrépito sonoro.
Por eso regresa al hogar,
donde le quedan amores viejos,
donde olorosas las ramas de un nogal,
le muestran lo que fueron sus inicios.
Donde las rosas del jardín de su infancia,
florecen , para él,
todavía llenas de color
y aromáticos recuerdos.

Y es que el amor que añora,
Desconfiado, en mis brazos lo recibe.
Pero en su hipócrita apariencia
de hombre garbo y varonil,
el ojo discreto esconde
una lágrima reprimida.
Rostro adusto sin sentimiento
que clamando por perdón,
en grito ahogado de profundo auxilio
en el semblante pálido se le estampa.

Una charla y un café,
recuerdos gratos y un retrato en la pared.
Hazañas infantiles, travesuras del ayer,
divagamos por la memoria,
de lo hecho cuando niños
y de lo que quisimos correr.
En la tristeza del hogar sin padres,
sigue golpeteando el tic tac del tiempo.
Queremos valer lo que nos queda
nuestro otoño y nuestro invierno.

Sábete bienvenido,
bien querido y bien amado.
Volvamos a ser hermanos,
volvamos a ser amigos.
Al final de nuestras vidas,
solo recuerdos quedan,
y la conexión del pasado
solo un hermano la demuestra.
Volver a encontrar tu rostro,
es volver a encontrar el mío,
porque después de nosotros queda,
un recuerdo y un olvido.