¿Quién iba a decirme que tras tantas vueltas de la vida, que tras tanta búsqueda y espera iba a encontrarme con ustedes?
Ha pasado tan poco tiempo desde que los encontré que me parece imposible sentir tanta ansiedad por reencontrarlos. Qué importante me resulta el darme vueltas por ésta página descubriendo seres de tamaña belleza literaria que trasluce un enorme corazón peregrino dispuesto a compartir este pequeño fogón donde quemamos silencios con leños de palabras. Cuentos, poesías, reflexiones. Amores y odios, tanta vida, tanto llanto, tanto tiempo compartido.
Susurran en mi oído sus palabras, sus nombres, sus historias que golpean más de una vez las puertas de mi alma sensibilizando zonas que mantenía escondidas.
Desde la más grande historia, hasta el más pequeño haiku termina pareciendo un infinito cielo y más de algún infierno.
Me falta mucho aún para amarlos como se merecen, soy nueva en esto de dar y de recibir en pos del verbo servido en la mesa del encuentro, pero sé que es amor lo que me lleva a dar vueltas entre ustedes y leerlos, amor por sus palabras y por nuestra mutua necesidad de ser oídos.
Desde rincones lejanos nos unimos y esperamos ser dignos de la gracia del cariño. Cada uno desde su continente, su país, su ciudad o su pueblo, desde un ciber o desde su computadora compartiendo, apreciando, valorando el verdadero sabor de la palabra.
Por eso, por ustedes que espero poder llegar a llamar amigos algún día porque el corazón así nos mande, todo mi cariño y toda la paz que hace falta en éstos días y en adelante.
Gracias a todos y todo mi amor.
Betty
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