A JUAN
“no sabe cuanto piensa
ni sabe que horizontes
dibujan sus palabras”
Juan Parejo

Aún se atreve a enseñarnos destellos de sus días sin fecha, azules, nebulosos, más allá del forzoso paro que quiso negar la tinta multicolor con la que hacía el mundo. Más acá intentas hablar, sigues viendo desde ese ángulo anónimo el parto del mundo. Aún sonríe su corazón y desde el susurro de luz nos dice que no se atreve a dormir. Sr. a usted lo cubre el canto. Sus pasos crujen a las calaveras, hacen una nota clara detrás de los ojos cada vez que su voz se parte y se da a los eternos necesitados. Son esos sonidos que lo atravesaron cuando se perdió en los centímetros de su corazón, donde el mundo sentado veía un horizonte infinito. Usted como hijo de la montaña trae de la nada una antorcha, un hogar pintado de verde, un mundo sin pasado, un oficio que necesita enamorados. Señor, usted se quedo dentro de un viaje con la tierna locura que lo arrullo como un pájaro recién caído, herido por nadie. Cayó con tanta ala para no llegar al suelo. Sr. Continué cantando que ahora es que queda noche.