Somos la escoria, los marginales, los inadaptados sociales, aquellos que son señalados con su despectivo índice. Dicen que somos maniáticos depresivos, yo digo que los raros, los irreales, los de las verdades equívocas son ellos; esos que se dicen felices entre un mundo hipócrita de constantes críticas, aquellos que simulan la felicidad con el sólo hecho de verse con atuendos de marcas que sus lascivos medios de comunicación masiva les han hecho creer que son indispensables e insustituibles para obtener éxito en la vida, ellos que se dicen normales, aquellos seres extraños que no son más que unas marionetas con ¨voluntad propia¨ a expensas de lo que los demás les indiquen que es lo correcto, esa manada despotricada que reacciona a la par del que se encuentra a su lado y éste a su vez, del que tiene enfrente pero nunca saben quien se encuentra a la cabeza, ni siquiera se preguntan al motivo de su andar, su misión es sencilla: ¨déjate llevar¨; y es que tiene sentido, la razón es para los que son más.

Pues en esta ocasión me he tomado la libertad de lanzar una convocatoria. Ahora, en lugar de ser los que se encuentran orillados a escapar por el desagüe de la vida, es decir, ahora la puerta falsa que abre el desprecio continuo y la marginación social será para ellos. Unamos nuestras fuerzas que se han alimentado de la frustración continua para librarnos de ese parásito, de ese yugo; hagamos que sean ellos los que se trasformen en maníacos depresivos, que sean ellos los que piensen en muerte y a su vez en paz.

Nos convertiremos en ¨cabrones depresivos¨. Seremos los que abriremos los ojos de la multitud y mostraremos su triste realidad. Desde ahora, serán ellos los que no disfruten ¨ser¨, los que llenos de ira y coraje se den cuenta de que son el excremento fuera del retrete, los anormales, aquellos seres extraños a los que los tumultos no miran, los erróneos. Serán ellos los que quieran simpatizar con nuestra filosofía, con nuestros ideales, los que busquen nuestra simpatía, los que se esmeren por agradarnos, los que se desvivan por andar entre los vivos a nuestro lado, o mejor aún, un paso detrás del que demos.

¡ Simplemente para ellos: NADA !

!¿ Están conmigo compañeros ?!

A lo que una voz al fondo responde de forma temblorosa:
- Lo que pasa… es que Ángel nos invitó a su fiesta de fin de curso… y dicen que será la mejor en mucho tiempo. ¿No podríamos comenzar con tus planes en otra ocasión? Es que viéndolo desde… ¿por que sí te invitaron verdad?

(Talvez las personas sobrias sean los borrachos del mundo y viceversa)