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¿PODRÁ LA LLUVIA LOS MARES ENDULZAR CON SU INSISTENCIA?



Todo empezó en un bonito parque de una pequeña ciudad.

Llegó a la misma hora que de costumbre, sus pasos eran lentos pero seguros. Aquél día le dio por ir vestida con colores vivos. Cubría su cabeza con un divertido sombrero que hacía juego con sus modernos zapatos. La viejecita se sentó en uno de los bancos de madera. Le gustaba ver cómo jugaban los niños en los columpios cuando su mente empezó a volar en el tiempo. Retrocediendo hasta los días en que su papel principal en la vida era ayudar a sus hijos a que fuesen personas felices y a saberse valer por si mismos en este mundo tan competitivo en el que nos ha tocado vivir.
Cerró los ojos y aún retrocedió más en el tiempo. Se veía jugando con sus hermanos y pasándoselo en grande. No sólo se centró en cómo se estaba divirtiendo sino también se fijó en los detalles que envolvían dicho ambiente. Qué mundo aquel en el que sin tantos adelantos se vivía mejor la vida. Quizás sin tantas comodidades, pero ¿Quienes las echaba en falta por aquel entonces? Han cambiado tanto las cosas pensaba. ¿Qué podría hacer antes de irme para siempre para dejar un mundo mejor? Fue entonces cuando se le acercó una mujer y le preguntó:

-¿Se encuentra bien señora? ¿Puedo hacer algo por usted?

Ésta, abriendo los ojos le contestó:

-Ya lo has hecho. Te has acercado a mí.
-Perdone, es que creía que necesitaba ayuda. Llevaba tanto tiempo sentada en ese banco y con los ojos cerrados que no sabía si se había dormido o…
-¿O? No, no soy yo quien necesita ayuda. Es este mundo el que la necesita.
-Siento decirle que no la entiendo.
-Cierra los ojos y empezarás a entenderlo.
-¿Y mi hija?
-No te preocupes por ella, esta tranquilamente jugando delante de nosotras tranquilamente, hazme caso, cierra los ojos.

Cerró los ojos con alguna reticencia. Al hacerlo escuchó a la ancianita decir:

-A LA DERIVA
EN UN MAR DE SILENCIOS
MUEREN LOS SUEÑOS.

-No le entiendo.- Dijo la mujer.
-Permanece con los ojos cerrados e intenta visualizar lo que te digo. Siéntelo hija, siéntelo. La naturaleza es nuestra madre.

MARES DE DUDAS
SIN PODERLO EVITAR
NOS DICEN HOLA.

-Sigo sin entender. ¿Qué está intentando?
-Estoy sembrando.
-¿Sembrando?
-Sí, continúa con los ojos cerrados y siente cómo siembro buenos sentimientos.

EL VIENTO JUEGA
A PEINAR LAS PALMERAS,
ELLAS SE INCLINAN.

Una pareja que paseaba de la mano se fue acercando al banco más que nada por curiosidad. Llegaron justo cuando la anciana decía:

-QUIETA EN LA HOJA
SEMEJA UNA LUCIÉRNAGA
PIEDRA PRECIOSA.

Los dos chicos se miraron sorprendidos y sin mediar palabra miraron a la ancianita que con un leve gesto de su cabeza les invitó a sentarse en el suelo. Los chicos se sentaron sobre la verde hierba que había delante del banco de madera. Cerraron los ojos al unísono para escuchar lo que decía la ancianita que siguió con sus peculiares frases que lanzaba al viento intentando sembrar buenos sentimientos en corazones algo desentrenados para esos cultivos.

-LOS REMOLINOS
SON CAPRICHOS DEL VIENTO
QUE ESTÁ ABURRIDO.

Al cabo de un indeterminado periodo de tiempo, un grupo considerable de personas con los ojos cerrados cercaban el banco. En medio del círculo una niña jugaba con tierra mojada a los pies de su madre que con los ojos cerrados imaginaba el conjunto de las palabras que la anciana dibujaba con sus frases.

-EL SOL SE OCULTA
CUANDO SE NUBLA EL ALMA
DEL SOLITARIO.

GOTA QUE CAE
SOBRE LOS PÉTALOS DE SOL
SE TORNA NUBE.

CUANDO ANOCHECE
EL DÍA SE HACE DUENDE
DESAPARECE.

Y esta frase es la última por hoy, que está empezando a oscurecer y mi maltrecho cuerpo me pide descanso:

AQUEL FAROL TRENZADO,
ENTRE LOS ÁRBOLES
GOTEA LUZ.

El grupo de personas allí reunido poco a poco se despidió de la viejecita, no sin antes decirle que esperaban encontrarla al día siguiente en el mismo lugar donde sus corazones se habían sentido sembrados de buenos sentimientos y bondad.
Se fueron todos menos un hombrecito ya mayor aunque los rasgos de su cara le hacían parecer más joven de lo que en realidad era.

-Me ha dejado usted impresionado. Hacía mucho tiempo que no me sentía tan bien. Sus palabras han calado hondo en mi corazón, es una pena no poder venir mañana a escucharla de nuevo. Vivo lejos, sólo estoy de paso. He venido a visitar a mi hijo ¿Hace mucho que practica el…? No sé cómo llamarlo.
-Hoy ha sido el primer día, pero pienso seguir haciéndolo. Por cierto, no tiene nombre, aunque se puede llamar: “Sembrando buenos sentimientos”.
-Me gusta el nombre. Qué pena que yo mañana…-¿Sabe? He estado apuntando las frases que usted decía. Es que en mis tiempos fértiles era periodista
-Lo sé, he visto como lo hacía a escondidas. Y ¿Por qué no prueba hacer lo mismo que yo?
- De verdad, si usted me dejara…
-Háblame de tú. Estaría encantada de que repitieses mis frases si eres capaz de añadir de tu propia cosecha.
-¿De verdad me lo dejaría hacer? …Creo que sí, que podría añadir alguna…
-Entonces ya estás tardando en irte a tu casa para preparar tu debut en la plaza de tu localidad. Intuyo que mucho no vas a dormir esta noche.
-Gracias, gracias, mil gracias. Necesitaba algo así para sentirme de nuevo útil.
Pienso sembrar muchos corazones…
-Viejo, no te pierdas para siempre, me gustaría verte dentro de algún tiempo para que me expliques cómo te ha ido.
-Eso ni lo dudes por un momento. Escucha, ya se me ha ocurrido una de esas frases:

MAÑANA AZUL
LAS MONTAÑAS BEBEN LUZ.

-Es magnífica, me ha encantado. Apúntate también esta:

¿DÓNDE VA EL SOL CUANDO MI TARDE MUERE?
¿ESTÁ CONTIGO?

-Preciosa. Ya la tengo anotada, quizás me sirva para cerrar la sesión de mañana.
Muchas gracias. Un beso. Has poblado lo que queda de mi vida de tanta luz que no me la acabaría por mucho que viviese.
-Adiós viejo halagüeño. Espero que todo te vaya lo mejor posible.
-Lo mismo te deseo reina de mi corazón.
-¡Serás payaso! Anda con Dios, viejo chivo.

Al día siguiente cuando la viejecita llegó al banco un gran número de personas la estaba esperando. Curiosamente la gente sentada en el suelo cercaba un banco en el que jugaba una niña bajo la atenta mirada de su madre.

En otra plaza, y aproximadamente a la misma hora, una pareja se cruzaba con un viejecito. Le miraron algo sorprendidos pues se le veía radiante.

-No, no me pasa nada, pero ¿y a vosotros? No veo que brillen vuestros jóvenes y bonitos ojos.

La pareja se miró y se puso a andar dando la espalda al viejo con rasgos de niño mientras éste decía:

-BEBE DESPACIO
DEL MANANTIAL DEL SABER.
ASIMÍLALO.

SOBRE LA PLAYA
LOS PÁJAROS ESCRIBEN,
EL VIENTO BORRA.

¿HAY MAGIA EN TÍ?
¿TIENES MAR ESCONDIDO?
DI CARACOLA.


-Creo que está loco ese pobre viejo, debe de ser la edad…
-¿Tú crees? Las frases que ha dicho tienen sentido ¿Has visto cómo le brillaban los ojos?-Dijo la chica dándose la vuelta.

-LLANTO DE CIELO
SUS LÁGRIMAS CONSUELAN
AL CAMPO SECO.

-Vete si quieres. Yo quiero oír lo que dice ese ¿Viejo loco?...
-Pero mujer, no seas así ¿Qué haces sentándote en el suelo?

-GOTA PERDIDA
SOBRE UN RAYO DE LUNA
AGUARDA AL DÍA.

El chico poco a poco se fue acercando y finalmente tomó asiento al lado de su compañera que con los ojos cerrados le tendió la mano.

Cuando la luz empezaba a escasear quien tuviese la oportunidad de ver alguna de estas dos plazas se daría cuenta enseguida de que algo grande estaba empezando a nacer.

EN UN RINCÓN
OSCURO Y POLVORIENTO
EL PIANO ESPERA ACONTECIMIENTOS.

Al cabo de algún tiempo en cada plaza de cada ciudad se podía encontrar una persona mayor rodeada de gente hambrienta de buenos sentimientos. Y no sólo eso, los no tan jóvenes empezaron a poblar bibliotecas donde también se sembraban buenos sentimientos. Y no sólo eso, alguna que otra discoteca se había transformado.
La música era amiga de conversaciones con sentido, de anécdotas de cuentos y de sembrar buenos sentimientos.

Pasado algún tiempo los precursores de dicha siembra se encontraron en el cielo.

-Hola viejo, hiciste muy bien tu papel por lo que supe. ¿Cómo estás?
-Me siento como un chaval. Estoy muy orgulloso de haber colaborado en hacer que nuestro mundo sea algo mejor.
-Sí, yo también estoy muy contenta y orgullosa. Hemos conseguido no sólo sembrar de buenos sentimientos sino ver como nuestro granito de arena se ha convertido en un fruto impagable para todos.
No somos PÉTALOS SECOS ENTRE AMARILLAS PÁGINAS DE UN LIBRO VIEJO.
-No vieja, no lo somos. Somos agricultores descansando después de haber conseguido una gran cosecha.

¿PODRÁ LA LLUVIA LOS MARES ENDULZAR CON SU INSISTENCIA?

Podrá, podrá, sólo es cuestión de tiempo. Porque aunque no nos sobra, ahí lo tenemos.

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Quiero dar las gracias por el pulido del texto a:
CLARALUZ

Texto agregado el 29-05-2007, y leído por 229 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
19-07-2007 Llegué por recomendación de quien comenta antes que yo y bien que me diera la pista porque disfruté la lectura una enormidad. Si seguimos haciendo algo por nuestro planeta, por poco que parezca, ganaremos un mejor mundo para nuestros hijos ¡vale? 5*s Dulce_Tammara
09-07-2007 desde la pregunta hasta el contenido este cuento es un banquetazo (de manjar no de golpe contra la baldosa) el contenido poetico, los buenos deseos, la estructura y bueno como se van hilando las historias, sin duda es uno de mis favoritos luzyalegria
09-07-2007 desde la pregunta hasta el contenido este cuento es un banquetazo (de manjar no de golpe contra la baldosa) el contenido poetico, los buenos deseos, la estructura y bueno como se van hilando las historias, sin duda es uno de mis favoritos luzyalegria
 
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