Llegó resguardado por doce soles inmensos
caritativos, inciertos
pero seguros
confidentes del mar eterno
y no lo dejaron solo
nunca más
sus pilares
eran seres complementarios
allegados al cielo infinito
y a la tierra de cinco piezas
y dos planetas solitarios
indiferentes, únicos
encadenados
desde las profundidades del infinito
fue un tercer día
envuelto en una obscuridad extrema
con la piel erizada
por el frío, por el miedo
desconcertado de ser
(aunque aún no sabía que lo hacía)
de vivir, de sentir
por vez primera
lo rodearon las luces
lo cobijaron los entornos
lo convencieron los astros
lo ataron las vidas pasadas
y así, mirando hacia su primer cielo
le dio nombre a la estrella madre
le cambió el color y la vistió
y durmió por largo tiempo
para no despertar
tan sólo en las madrugadas.
Creció lentamente
la lluvia lo alimentaba
y de vez en cuando
viajaba a las estrellas
y les contaba secretos
de un umbral inmenso
hallado en el cráter de un planeta
engendrado por un bálsamo
y por bromuro indefinido, punzante
visitaba a esas estrellas cada tercer día
siempre había que contarles
y ellas cantaban, reían
y se nutrían con sus palabras
e ignoraban el presente
siempre regresaba con un baúl
que llenaba en su camino
con rayos de luz
incesantes, plateados
y que resguardaba de las sombras
con la estela de sus sueños polares
pero un día no regresó
enfermó quedando en el espacio
y flotó perdido, asustado
sin sendero, sin pasado
con una inmensa incertidumbre
al quedar ciego, débil, descorazado
pero se defendió, gritó
y fue muerto varias veces
despertando para pintar
sus heridas
y levantarse para hallar el camino
el conducto, el regreso
a la superficie
y así poder llorar
por el resto de su vida.
Vació las nubes de las montañas
les robó su llanto
lloró por años y por años
desbordó los mares
los vistió de mil colores
le cambió el nombre a la tierra
y la pobló de injertos, de sangre, de hierba
el bromuro lo fue carcomiendo
crónico, intrínseco, sarcástico
desde las uñas azules de los pies
hasta la punta del cabello más largo
y sólo lo olvidó
hasta el último segundo de su existencia
así, ya nunca regresó
se fusionó con las olas de la galaxia
increíblemente diáfana
cambió su piel, se erosionó su paso
y nació de nuevo
intacto, fértil
brillante como un espejo
conoció seres paralelos
cultivó fantasías
voló en esferas extrañas
descubrió la felicidad eterna
y quedó ciego un instante
desenterró la felicidad del segundo
vio el futuro
así, sucumbiendo ante el firmamento
se vistió de poros y tejidos
y se volvió de carne y hueso.
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