en esta noche silenciosa, en donde ni un perro ladra, ni un auto fricciona las calles, las pistas, me siento tan contento. quizá halla encontrado el equilibrio entre el todo y la nada. quizá sea un silencioso momento mientras el gran Gluck entra sutilmente en mis oídos, con su Orpheus y Eurydice, con su flauta y espíritus danzando en medio del infierno. es hermoso cuanto la noche es una canción, un baile de los dioses infinitos, apelmazados en puntillos en todo el universo, y yo, aquí, sentado en este lugar tan solitario, sin embargo, tan lleno de magia, de esa pureza que tiene lo infinito y la noche... me agrada sentirme contento, sin razón ni por qué, simplemente pleno...
en una tarde en donde el dolor y la miseria rodeaban mi existencia, hubo un anciano que con su voz y sus ojos llenos de luz, apagaron toda mediocridad en este mundo. le escuché un segundo y supe que provenía de esa locura llamada plenitud. le dije que cantara y no parase hasta que llegase la noche. eso hizo el anciano con su violín y su flauta, con sus ropas hecha andrajos y esos ojos mas brillantes y claros que el sol del medio día... le di una monedas cuando se fue. y le vi alejarse cuando el atardecer se sentaba en su trono. dejé cuanto hacía y pude ver cómo lentamente bajaba el telón de los colores y llegaba la noche con su gran capa que cubría todo día, toda vida, toda duda... y yo, sonreía, enamorado de la luna y de toda aquella oscuridad que me decía mas que el día mismo. mostrando un universo sin final, un poema escondido tras su velo... sí, fue hermoso, tanto que me puse a escribir, pintar, gritar, bailar con todo el universo...
ya mas de media noche, todo se hizo un nudo gigantesco. las casas aplastadas por la oscuridad, las almas llorando por sus cuerpos, y yo sentado en una silla, escribiendo de cualquier cosa que reflejara este instante eterno. hasta que un brillo cegó la magia eterna y se hizo un nuevo día, con sus pesares y alegrías, con sus historias no terminadas, con aquello que día a días se acaba como el agua en el cielo...
ya listo en los brazos de lo eterno, pude volar hasta ese lugar sin nombre. me esperaba, me esperaba... fue bello y cuando abrí los ojos, un silencio eterno se hizo sombra... y mis ojos lloraron del día que oscurecía la magia de la noche...
san isidro, mayo de 2007 |