LA SOPA MAGICA
Erase una vez un trotamundos, que una tarde de verano iba caminando por un sendero entre montañas. Juan que así se llamaba nuestro amigo, estaba cansado y hambriento, pues ya no le quedaba nada de comida en su mochila. Paró un momento y levanto la vista hacia el horizonte y contempló las escasas nubes a la luz del atardecer, que las dotaba de un hermoso color púrpura rojizo con puntos dorados,y al fondo diviso una casa de campo y hacia allí se dirigió. Conforme se acercaba percibió las siluetas de unos campesinos (un matrimonio con su hija) y frotando con sus manos un canto rodado que llevaba en un bolsillo de su pantalón, con una amplia sonrisa se dijo: por fin esta noche comeré una sabrosa sopa.
Al llegar junto a los campesinos y con su canto en la palma de una mano les dijo:
- Buenas tardes tengan Uds. serían tan amables de dejarme una cacerola con agua y una lumbre para poderme hacer mi sopa mágica.
- Buenas tardes le contestaron y movidos por la curiosidad, accedieron a darle lo que les pedía.
Una vez en la cocina y estando una perola de agua hirviendo con el canto dentro, la mujer le pregunto:
- ¿Y solo con el canto hace la sopa?
A lo que Juan contestó:
- No le vendría mal una de esas gallinas que he visto correteando por el corral y unas cuantas hortalizas de su huerto, pero no quisiera molestar.
- No es ninguna molestia y se fue a por lo solicitado.
Después de cocer todo a fuego lento durante una hora, la cocina se impregno de un apetitoso aroma.
- Bien, esto ya esta, dijo Juan a los campesinos que miraban embobados, ¿quieren hacerme el honor de compartir conmigo un poco de sopa?
- ¡ OH sí¡, con mucho gusto, le contestaron.
Madre e hija pusieron la mesa y el campesino sacó una jarra de buen vino.
Después de cenar, Juan los deleito un buen rato tocando con su armónica.
Tras la velada, Juan se despidió de ellos dándoles las gracias por todo.
Una vez en el camino, Juan miro al cielo y una brillante luna llena parecía sonreírle.
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