21 GRAMOS VIAJANDO AL ALMA-CEN
(Segunda parte de: El hombre del taburete)
Omar durmió plácidamente esa noche. El esfuerzo realizado con el taburete el día anterior le había servido para disipar su mayor duda, ahora estaba seguro de la existencia de Dios.
El amanecer de un nuevo día le hizo pensar fríamente sobre el tema. Ahora se le presentaban nuevas preguntas que escondidas tras la gran duda, antes no se habían dejado ver.
Atravesamos la barrera de la muerte, solos.-Pensaba.- Aunque en el umbral de ésta podamos ver a seres queridos que nos lloran, la raya, el túnel, o como se le quiera llamar, lo traspasamos solos, o al menos eso es lo que creemos.
Es curioso, nacer, no nacemos solos.- Siguió pensando.- Esta siempre la madre (salvo algunos casos específicos) Entonces ¿Por qué morir solos? ¿Es tanta la experiencia que hemos adquirido en este mundo que no necesitamos que nos guíen al siguiente? No, no me lo creo ¿Qué pasa entonces cuando muere una criatura sin casi experiencia en la vida? Estoy por pensar que quizás alguien, o algo, nos de la mano para acompañarnos a nuestro nuevo destino. Supongo que el alma sale del cuerpo y... ¿Es ciega el alma? ¿Puede el alma ver a los seres queridos que se quedan en tierra? Creía que con saber que había algo más después de la muerte ya tendría bastante, pero ahora quiero saber más. Quizás no son dudas. Lo que creo que siento ahora es curiosidad. Tal vez somos parte de un círculo, unas veces nos toca estar vivos, mientras que otras estamos, lo que conocemos aquí por muertos…
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-…¿Lo ves? Es él, ahora morirá. Una vez fallecido su cuerpo pesará 21 gramos menos. Esos 21 gramos son los que exactamente pesa un alma. Todas pesan lo mismo. Tu cometido es acompañar a esa alma a su nuevo destino, al Alma-cen.
-¿Cuándo ocurrirá?
-Dentro de poco, es cuestión de minutos.
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…¿Por qué estoy pensando en estas cosas? ¿Tal vez me están preparando para hacer el gran viaje? ¿Quién me puede estar preparando? ¿Él? ¿Ellos? Quizás pronto saldré de dudas ¿Realmente estoy preparado?
-María ¿Puedes venir un momento?
-Omar ¿Aún estás en la cama? ¿Podrías levantarte? Se está haciendo tarde. Vaya hombre. Cada día más perezoso ¿Sabes? Ayer con el asunto del taburete me sorprendiste mucho.
Omar, haces muy mala cara, estás muy pálido, casi blanco ¿Te encuentras bien? ¿Quieres que llame al médico?
-María, creo que ha llegado mi hora.
-¿Tú hora? No digas tonterías, además me prometiste que no me dejarías sola.
-Creo que eso no depende de nosotros, pero tengo buenas noticias.
-Déjate de noticias. No me hagas esto ¿Cómo te encuentras? Dame la mano. Estas muy frío.
-Estoy bien, por mi no sufras, y no te preocupes, iré primero para coger buen sitio, así, cuando tú llegues podremos…No llores, mujer, será como cuando yo me adelantaba corriendo para llegar antes a las colas del cine para tener mejores asient…
-Noooooooooo. Omar dime algo.
-Te puedo decir que ayer descubrí que hay algo después de la muerte. T qui t est espern..
-Omaaaaar, nooooooooooo, no me dejes.
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-Ya ha muerto. ¿Ves su alma?
-Si.
-Ya sabes lo que tienes que hacer. Aproxímate a ella lentamente. Yo te estaré observando.
-De acuerdo.
-Me siento muy ligero. Siento como si algo se me aproximase.
-Omar, no temas.
-¿Quién eres?
-Soy tu acompañante.
-¿Estoy muerto?
-Lo que antes tú entendías por muerto, si. Ahora has de valorar nuevas cosas. Has dado un gran paso. Has subido de nivel.
-El lugar al que nos dirigimos ¿Tiene muchos niveles?
-Todo a su tiempo.
-Ya no puedo ver a mi mujer, algo parecido a niebla me lo impide.
-Son las nubes. Estamos subiendo.
-Sí, me siento muy liviano, muy ligero ¿Algún día tendré otro cuerpo?
-No soy yo el que te tiene que contestar esas preguntas. Ten un poco de paciencia.
-¿Vamos lejos?
-Si, pero pronto llegaremos.
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-Es aquí.
-¿Dónde estamos?
-En el Alma-cen. Omar, Nos tenemos que despedir.
-Gracias por tu compañía. ¿Por cierto, como te llamas?
-No tengo nombre. Aparezco cuando se me requiere. Aquí los nombres sirven de bien poco. Ya salen a recibirte.
-Adiós, pues.
-Hasta otra ocasión.-Le dijo a Omar para seguidamente dirigirse al encargado del Alma-cen.-Es el alma del humano antiguamente llamado Omar.
-Si, la estábamos esperando, gracias.-El acompañante de Omar desapareció dejándole con el encargado del Alma-cen.
-¿Qué es esto? ¿Un almacén de almas?
-Si lo quiere llamar así.
-¿Y que voy a hacer aquí?
-¿Aquí? Esperar.
-¿A qué?
-A que esté preparada para nacer de nuevo.
-Pero si no tengo cuerpo.
-Tranquila, pronto lo entenderá todo.
-Me está tratando como si fuera una mujer, en femenino. No quiero olvidar lo vivido.
-No se preocupe, no lo olvidará, solo es cuestión de tiempo. Piense que está en otro nivel. Aquí todo es diferente, ha dejado de ser Omar para ser usted.
-¿Y si quiero ser Omar?
-No se preocupe, claro que es Omar, pero Omar es sólo un pequeño capítulo de usted. Piense que el Alma-cen es como una antesala a un mundo desconocido para usted.
-¿Cuánto tiempo tendré que permanecer aquí?
-La medida tiempo aquí es poco importante, lo que cuenta realmente es que esté preparado para lo que ha de sucederle próximamente.
-Ya. Creo oír una música. ¿Es posible?
-¡Por fin! Le ha costado un poquito relajarse ¿Ehh? Ya está empezando su aprendizaje.
-Entonces en este mundo, o como lo queráis llamar ¿Existen los sentidos? ¿Los cinco?
-¿Los cinco dice? Hay muchos más, relájese. Sígame, la conduciré hasta el lugar que ocupará hasta que esté preparada para partir.
-Es curioso, me da la sensación de que me está aparcando en un almacén de almas.
-Aparcando no creo que sea la palabra idónea. Tranquilo, relájese, siéntase parte de un todo.
-¿Cuántas almas hay en este almacén?
-La misma palabra lo dice: Cen.
-¿Y que número es ese? Por cierto. ¿Aquí existen los cuentos? A mí me gustan mucho.
-Relájese, aún esta bastante tenso. Le quedan tantas cosas por aprender. No tenga prisa, aquí el tiempo no tiene medida.
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Quiero dar las gracias por el pulido del texto a:
CLARALUZ
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