una ola de grandes augurios entró sin parar en mi cabeza. quise entenderlos todos, pero nada, todos se iban como el humo de un cigarro que no fumo. me así fuertemente al silencio cuando una voz delicada tocó la fibra de mi piel. ¿quién eres?, pregunté. era un alma errabunda. lo noté por su forma y el temblor de su mirada y el movimiento tímido ante mi voz y presencia. tengo un mensaje para usted, su ilustrísima, dijo. me dio un poco de lástima pero, qué sabía de yo de fantasmas o de vagabundas almas. le miré mucho tiempo. le toqué pero no tenía cuerpo ni piel, tan solo un frío que producía escalofríos en mi ser, como si abriera la puerta de una congeladora y el aire congelado rociera mis dedos. ¿qué quieres decir?, pregunté. sus ojos se abrieron y dejó escapar una ligera sonrisa, mezclada con esos temores cuando se está frente a un escenario por primera vez. mi nombre es "purapoli", hace mucho que no existo, es decir, nunca he tenido cuerpo. mi padre iba a ser uno de tus empleados, pero ha hecho abortar a su novia y ya, no podré existir, y si me he atrevido a presentarme ante ti es porque veo una gran bondad en tu alma y noto que tu visión de lo ignoto es limitada, y eso, vengo a que recuras a mí cuando no sepas qué hacer ante ese tipo de decisiones, pues sé que ayudaste a tu empleado a cometer semejante arañazo al destino de nosotros, aquellos que vivimos en los sueños de una que otra idea encarnada en los hombres y mujeres del mundo del presente. ¡detente!, le dije, yo no he ayudado a nadie a cometer ese pecado o corte de vidas humanas... ¿cómo puedes decirme esto a mí?. el ser de aire frío me miró y lentamente comenzó a esfumarse... ¡no te vayas!, grité. pero ya fue demasiado tarde... la noche ocultaba toda mi conciencia y la verdad estaba frente a mí. era dura y estaba tocando la puerta de mi casa... iba a abrirla, pero decidí no hacerlo. miré a través de la ventana y vi que era uno de mis empleados de mi fábrica, el mas joven, el mas aventurero, el mas inconciente... no quise pensar pues un silencio apagaba todo entendimiento. vi que el muchacho se iba con la cabeza gacha, con sus pasos arrastrados... tras de él un brillo inusual alumbraba su cabeza. recordé a "purapoli", y sonreí de verdad...
san isidro, mayo de 2007
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