TRANSFORMACIÓN


Aunque no llevara una cuenta de los días, su instinto igualmente podía advertirle de cuando estaba en vísperas de la transformación. El inicio de las tres noches malditas se anunciaba con un escalofrío constante en su espalda y una ansiedad que se desbocaba.
Siempre dedicaba una mirada de odio a la luna inevitable que se asomaba burlona más allá de la copa de los árboles. Era la mensajera de su desgracia, y solo podía gemirle su resentimiento con impotencia.
Procuraba alejarse lo más posible de su familia. Se estremecía al pensar en dañarlos cuando fuera lo otro, la bestia. Lo lamentaba por las victimas inocentes de su desdicha, pero podía convivir con ello. Un hijo muerto era otra dimensión absolutamente diferente.
Buscaba refugio en algún lugar apartado, siempre distinto, donde fuera complicado para su alter-ego realizar sus correrías. Minimizar los daños siempre era prioritario, así como evitar que lo descubrieran.
Esa tarde se internó en lo más profundo del bosque. Estaban a principios de invierno, así que se cobijo en una caverna de buen tamaño que encontró a los pies de las montañas.
Nervioso, esperó el paso de las horas hasta que la luz lechosa de la luna se asomó a la entrada de la cueva.
Comenzaron entonces los espasmos de la tortura. Aulló cuando sus huesos se fueron lentamente modificando para alcanzar su nueva forma. La piel se estiraba o se encogía según la geometría de la cosa en que se convertía. Su cráneo se retorcía ferozmente causándole dolores que siempre, irremediablemente, le causaban el desmayo. Luego de eso, no recordaba nada hasta que, confundido y asustado, despertaba de nuevo con su forma original y corría a refugiarse con su familia. Esta vez no fue la excepción y cuando entre lágrimas vislumbraba los horrores de su nueva apariencia, del monstruo sin pelaje que anidaba en su interior, sobrevino el último estallido en su cerebro.

El lobo ahora transformado en hombre despertó aterido de frío en una cueva oscura y desconocida. Se levantó sobre sus dos patas traseras y maldiciendo salió a corromper la noche.