Se sentía agitado después de haber corrido trece calles hacia arriba de la loma. Cuando se detuvo miró atrás y se percató de que al parecer había perdido a su perseguidor, se sintió aliviado y su pulso disminuyó notablemente.
-¡BUH!- Le gritaron por la espalda y de repente sintió el frío del cuchillo que le enterraban justo por encima del hombro.
Mario se despertó empapado en sudor y logró tranquilizarse un poco, justo antes de recordar que había sido él el atacante en la escena que había estado soñando recurrentemente. En ese momento entendió que no volvería a dormir en paz.
Texto agregado el 26-05-2007, y leído por 125
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Lectores Opinan
28-05-2007
Deja que pensar.
Me ha gustado mucho.
Sus 5*
lovecraft
26-05-2007
nuestro peor juzgador somos nosotros mismos... y nuestra conciencia el mejor gendarme... Un beso !! ArianaEscobar
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