Grumo a grumo
Cae como un grumo,
espeso, fuerte,
corta el ímpetu acobardado
retorcido como nudo de corbata,
desvanecido como pincel en el agua.
Cae como un grumo,
doloroso, desapercibido,
desgarra la piel igual que el alma
como picadura ardiente de avispa,
como un aguijón mortal de abeja.
Cae como un grumo,
fluye, resbaloso,
invade infinito mi sentido
tocando la telaraña oscura de mi vientre,
mojando íntegro el espíritu fundido.
En la lejanía, insípida y desesperada,
escucho las teclas de un piano,
percibo las cuerdas de un arpa,
convertidas en estorbo divino
irrumpen la continuidad de aquel sonido,
que,
pedazo a pedazo,
grumo a grumo,
mi corazón desgarra
ante el abismo que separa,
mi alma ansiosa de tu voraz gemido...
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