Un principe encantado,
una reina dormida,
un zar cantando,
una duquesa perdida.
Los cuentos leía,
a veces creía,
mas sueños a mi almohada sonaban,
historias que un alma soñaba.
El zar se calló,
la reina despertó,
el principe sus brazos abrió,
no había nadie, todo calló.
Mirad todos, la fiesta terminó,
el cielo amaneció,
mi cama yace fría,
el cielo amanece,
la noche se retira.
Así es el sueño,
dura lo que es un momento,
es casi nada,
tiempo en que el alma habla.
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