Hoy las almas se encuentran deleznables, sumidas en la oscuridad del día y la noche, pérdidas entre odas de viento en la silaba pasajera de la tormenta.

Se hallan íntimamente refugiadas en una esfera. Órbita en la cual no hay salida, ni retroceso, solo observan mientras alguien más les brinda la oportunidad de rodar a través del tiempo.

Miran hacia atrás y se ven de pronto dibujados en la historia, miran hacia el frente e intentan encontrar su figura tendida en algún lugar del futuro, pero no logran descifrar ese conjunto de representaciones abstractas y difusas. De repente descubren un alargado espacio blanco pero reducido, se ubican ahí, entre la tímida y fina línea y estos, esperan sentados una ráfaga de viento que decida filtrarse entre ellos y brindarle la oportunidad de surgir a través de un vuelo hacia la utopía.