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Al despertar busco la lluvia y la lluvia no era, aquellos días de un mes sin nombre no tendrían lluvia, solo bruma y un leve silencio marchito y henchido por los vientos. Aquella era una tarde llena de signos, de presagios alguno seria el de su muerte, alguno que quizá no quiso recordar... aquella tarde buscaba pensativo todos los momentos y los silencios que perdió en otras tardes tan similares a esta, busco la lluvia en el cielo, a veces la pensaba como los versos que derraman de los labios de los amantes, otras veces la imaginaba tan sórdidas como las gotas que caen de la boca de los borrachos, al derramar el vaso de su embriaguez, a veces tan tiernas como el sudor que cae de los cuerpos que se aman, latiendo al mismo tiempo, sumidos en su lujuria y amor. A veces sus gotas se le antojaban mecidas por el viento, sin saber a donde van y sin preguntarse para que...
Aquella era una tarde de presagios, como aquellas de un puñal y siete peniques a las que se acostumbro Martín Fierro, al fin, tan andaluzas como en la misma Andalucía, brumosa como los sueños se dejaba llevar por el viento, no tenia ideas, solo manchas en las manos, y en el cuerpo, no se cruzaba con nadie, pero tenia la certeza de que al verlo cualquiera temblaría de horror, como el ahora de dolor, alguno de aquellos designios podía ser el de su suerte, aquellas flores secas, alguna hoja que se llevara el viento, nada de eso le importaba ahora, era cierto, aquella era una tarde de presagios, si, pero también era una tarde de poemas.
Cierto que aquella tarde buscaba la lluvia y la lluvia no era, pero también era cierto que le rehuyo a la plaza de todas las fuentes, de todos los fuetes, aquella plaza de caballos de cabellos, de cuerpos en fin tan pecaminosos como las culpas que cargaba en si ahora, cogió al fin una piedra y la tiro, siguió su rumbo hasta dar con un perro llagoso, sarnoso, era tan repulsivo que el lo admitió como suyo talvez, esta bien, la tarde era de presagios, pero también era de piedades y de inmortalidades, jugo largo tiempo con sus manos en el pasto seco, recordó ( Creyó hacerlo), las vicisitudes de todo ese tiempo, Para que negarlo, tan ruin como la noche que envolvía con sus presagios su herido cuerpo, la tarde era de brumas tranquila, pero los ladridos del perro, y el viento llorando en los árboles de aquel bosque en el que se escondía, le martillaban las ideas la mente, le consumían el silencio, aquel vital que necesitaba, a veces la bruma crecía hasta hacer imperceptibles sus manos, su cuerpo, sus culpas, en la tarde parecía morir el sol, la luna q salía seguía siendo de presagios, alguno le diría su fin, alguno su destino quizá, alguno le pasaría indiferente esperando a alguien mas.
La noche tenia luna llena y amarilla, pero era una noche sin estrellas, las cosas que lo consumían llegaban a borbotones y se iban iguales, pero reaparecían en la bruma trémula, dos veces creyó ver su figura en medio de los árboles, en aquellos en los que se había perdido para ignorar sus manchas, el mundo, algunas veces lanzaba una piedra o gritaba, para saber que aun estaba ahí, mas como saberlos si no había nadie para decirlo, sintió hallarse solo, luego pensó que así lo quiso. Hablaba y solo le respondía el eco amigo, la luna compañera, la muerte amiga, alguien diría que una muerte pequeña, recordó( creyó hacerlo), lo acontecido hasta el momento las promesas en su ventana y las noches de serenata las llamadas, en aquellas noches, mucha de ellas sin estrellas también, pareciole que todo se borraba se trastocaba, se postergaba se acomodaba en un pequeño y horrible sueño, odio la bruma de misterios, la odio como nunca, y la noche era de brumas y de espantos, alguien hubiera gritado de ver su figura arrastrándose en la bruma de aquel bosque tembloroso, y llorón, la noche como la tarde antecesora, era de presagios y auspicios, alguno le revelaría el fin de los tiempos, pero el nada quería saber con eso, la bruma, la luna y el sueño, los recuerdos ¿Recuerdos?, si, la inconsciencia, y los trémulos deseos de gritar, no era ya muy noche como en la mayoría de historias cuando se dio cuenta de que reptaba por el suelo d4ejando una estela de sangre en el camino, creyó que lo estaba soñando, y cuando volteo nada había, solo el bosque los árboles y la bruma, la bruma maldita sea ella, con todos los sueños y los recuerdos, las convicciones, y aquellos árboles llorones y mojigatos.
pensó aquella era una noche de ausencias, y ya también de silencios, ganosa la noche se prestaría para desarrollar una reyerta, pero el tenia un destino, aquella era una noche de presagios, quizá en el otro árbol esperaba la muerte o quizás el sueño, otra vez pensó ver la figura, y otra vez sus manos, la luna estaba llena, alguien diría que parecía un cuchillo de hueso y un espolón de medio alfanje, categóricamente se negó la certeza la esperanza de que el destino podía esperar, la misión era inobjetable, intransigible, pensó (creyó), en todos los sentidos de aquellas revelaciones de la noche, de aquellos presagios, cierto que alguno le hablaría de su muerte, pero eso a el no le importaba, por que ya tenia un destino, cierto que caminaba pero era una ilusión, la noche obscurecida de estrellas, parecía conocer su sentir, cierto que busco la lluvia y esta no era, pero también busco el sueño, el recuerdo y este lo esquivo, cierto que en la esquina podía esperarle la muerte, pero el ya era grande y no le pensó temer, la noche tenia una magia y un presagio, hasta el destino hasta la misma historia.
La noche era de presagios, los lobos aullaron, algunas luces e apagaron, el viento daba silvos llorosos, en el bosque, y el destino el irremisible destino, por entre sus ojos solo había la bruma, las hojas y el sueño de este bosque frívolo y llorón, recordó(creyó hacerlo siempre hasta el final), todas las noches junto a ella, recordó (creyó) hasta las manchas que tenia ahora, pero no los motivos, al dar el paso, solo sintió el vacío, la luna se lleno de auspicios y un grito, al voltear ya no vio el bosque sino un edificio derruido por el paso del tiempo y el olvido, y hacia abajo, el suelo acercándose dolorosamente, irremediable, inexorable, con dolor con angustia, la caída se le hizo eterna, la noche era de presagios, pero ninguno le dijo que estaba soñando, o quizás si, pero no lo oyó, se dio cuenta de la falsedad de lo vivido, no era necesariamente cierto lo que el sintió sino lo que sucedió, lo solo que prometió a una ventana vacía siempre, las llamadas las esperas, todo era una ilusión, tal vez hasta el era falso, tal vez hasta que el la mato, por amor por soñar, los sacrificios por amor eran duros talvez por eso no lo hizo por amor, por mezquindad, en ese momento recordó, una gota le rozo suave por la cara, creyó recordó, pensó, comprendió, la lluvia ya era, llegarían juntos al suelo, donde un cadáver desconocido que tampoco oyó los presagios le esperaba aun tibio, tal vez todo era falso, no talvez, el solo era lluvia, el cadáver miraba al suelo, talvez todo era falso, hasta que el la mato...

Texto agregado el 24-05-2007, y leído por 172 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
16-08-2007 Tal vez... naiviv
 
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