HILDE (Prosa)
Algunos días siento que te quiero un poco màs
Sé que me partí de ti, sé también que aguardaste mi llegada
Me diste de tu ser y navegue en tu sangre, construiste mi corazón
al igual que una abeja de ensueño cuida su panal.
Estuve unida a ti por la corbata inalcanzable de la vida, respiré de ti, vi por ti, oí por ti.
Me cubriste célula a célula con tu piel dulce y suave como la telaraña de mis sueño.
Me acostumbré a estar en ti, a ser parte de ti, a vivir a costa tuya, de tus entrañas.
No existía tiempo ni distancia, ni noches, ni días, ni luz, ni sombras, sólo tranquilidad y el latido de tu melodiosa voz, acompañadas con pinceladas de tu rojo piano que me confortaron en momentos de soledad
Quería dejar el panal
Quería ver tus pupilas
Observar los colores de tus ojos y entrar a tu cuadrada existencia
Ser el estorbo de tus huesos ya no màs, quiero correr en el viento
Dejar tu espacio querido, tomarte de la mano y pronosticar tardes lluviosas
Escuchar tus alegres pasos, y preparar grumos de alegrías.
Morder tu voz, coger tu sonrisa y jamás dejar de mirarte hasta el final de mis cuentos
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