¿Tendré tiempo para peinar los recuerdos que ahora me espanto de la cabeza y las emociones porque quitan el tiempo? ¿Perderé entonces la angustia de que vivo perdiendo el tiempo?
Definitivamente hay días que el sol ilumina sólo el trasero de un perro y otras en que una ballena anclada en mi frente mordisquea mi cerebro, más la espera resulta agónica, la lucha está patente, el sigilo y el sello parecen no perder su camino, la estela maniobrada cobra vida en este puto día.
Debo reconocer que la cruz de mis amaneceres cada vez se aleja, es ella altiva e intocable que invoca mis plegarias, mis pensamientos y deseos, a veces me cobija con un silencio sepulcral, otras con el redoble de sus campanas me invita a acercarme al altar y jurar.
El futuro no llegará, pensar en ello me impide hacerme responsable de mis deseos ahora, por lo tanto, deben ser, sólo para y por el presente.
No será por él que alargaré las horas y jugaré a ganar con los minutos, estos se estrechan cada vez más , tiempo me sobra, tiempo me falta, acaso hay más valor en suicidarse que en seguir vivo, como si los que creen que se han acostumbrado al ruido no estuvieran quedándose de a poco en la sordera, fingir fortaleza, ya no hay peso… no hay presión… no hay decepción, mi temor a equivocarme parece basarse en la suposición secreta de que soy potencialmente perfecta y que bastaría sólo un error para no caerme del cielo, amo el soñar despierta, amo el alba y el atardecer, amor el mar y la brisa sureña.
El alma tiene sus propias estaciones y la felicidad a todos nos ha sido dada al llegar a este mundo, ha sido colocada en el buzón interior de cada uno de nosotros al nacer, muchos pueden pasar una vida sin abrir su e-mail interior, otros como yo lo han descubierto, disfrutado y vivido a plenitud, aun estoy a tiempo… tiempo… pienso que no es válido poseer ni ser poseído porque sólo me tengo a mí misma y en esta vida lenta que sube y baja por mis venas necesito ser la única dueña y prestar atención al momento presente, siento que puedo comprimirlo, para luego soltarlo y dejar que vaya desapareciendo entre el pasado y el presente, puedo ubicarme en el, sin tener que correr desesperada como una ardilla enjaulada en su rueda de ejercicio.
Me repito en cada despertar “ahora estoy inhalando, ahora estoy exhalando, ahora estoy caminando, ahora voy a la puerta, ahora siento el sol y la brisa fresca en mi piel” esto es prestarle real interés a mi presente, me devuelve el equilibrio y me ayuda a sobrellevar los días y semanas de un período casi tortuoso.
Palabras no dichas al azar, fundamenta mi estado de ánimo, alguien me a dicho por ahí, que es bueno abrirse y contar lo que a uno le sucede, creo que esta es mi mejor manera de hacerlo, me despeja y me contenta
|