El preguntó ¿confias en mi?
y yo le dije... íntimamente,
cubrió mis ojos suavemente,
mientras yo, temblaba.
Sus dedos bailaban en mis espalda
y sus labios bordeaban mi pezón,
mientras mi corazón se aceleraba.
Susurró en mi oido ¿confias en mi?
mordió sutilmente mi oido,
mientras mi respiración se cortaba.
Su lengua recorrió plácidamente mis caderas
y sus caricias eróticamente me atormentaban,
y yo, no dije nada.
Su cuerpo hizo su propio camino,
mientras fijamente me miraba,
mis ojos ya estaban desnudos...
como nuestras almas.