Si es martes, entonces esto es Bélgica (se hacen relojes para damas y caballeros muy muy ocupados).

Encontré mientras paseaba al azar ese cartel encima de un comercio, y la curiosidad me empujó a entrar.

-Usted no es un hombre muy muy ocupado ¿verdad? me dijo el hombre tras el mostrador.
- ¿Cómo lo ha sabido?...
- Sencillo!!. Si lo fuera no se hubiera fijado nunca en los carteles de las tiendas.

Y alza una ceja como los magos amables que explican sus trucos a los niños.

-¿Relojes para personas ocupadas?...
- Sí. También suena complejo pero es simple. Una idea que se me ocurrió tras mi veloz viaje de bodas por toda Europa en el que uno sabía lo que veía por la ventanilla del autobús atestado de parejas sonrientes, por el día de la semana en que se hallaba. !Menuda celeridad! Sólo superada por mi matrimonio, que por cierto acabó en Praga..¿o era Viena?..discúlpeme no recuerdo bien si era jueves o viernes...
Desde entonces, me dedico a fabricar relojes especiales. Basta con conocer la rutina del ocupado cliente, jugar con los engranajes y las ventanitas que originalmente eran para mostrar la fecha, y con solo una fugaz mirada a su muñeca, puede saber si debe levantar los ojos para ver las piernas a su secretaria (empeñada como está en ordenar de una vez los documentos de la última estantería), acunar al bebé, sonreir a la vecina insoportable, pronunciar un felicidades querido, que bien que estemos otro año juntos, sacar el paraguas (!!con el cambio climático el tiempo se ha vuelto tan predecible...!!), o apagar el cigarrillo después de hacer el amor.
-!!Fascinante!!...¿Y fabricó muchos?...

Vuelve a sonreir (no sabría decir muy bien porqué pues es una sonrisa rara).

- Sólo dos. Tenga en cuenta que las personas ocupadas no son conscientes de la existencia de mi tienda.
...Uno que intento acabar todos los días, pero para el que definitivamente nunca encuentro tiempo. Y éste...(alza su muñeca)...éste en el que hace un momento vi que Vd. entraría a preguntarme, como todos los días, desde que abrí la tienda.