Aquí en abiertas olas mis ahogos se quejan
Pálida mi voz, visión hemisférica, cuenta regresiva
Remolino y tormenta, las anclas se clavan
Gemidos de sirenas me reciben: “Welcome back”

Mirada más celeste: nubes de leche y alarmas
Ya no queman resolanas en mi carne:
No hay cuerpo como tal, mi cuerpo es haz de rosas
Son amantes de pecho inmaculado, labios de mártir esculpido
Obra de arte hecha más que carne: mi bálsamo

La promesa del Manual del Marinero
Sumerjo mi tormenta en las praderas, deshago espinas
Deshojo fresas y -en un baño de miel- mi piel se expande.
Amor sin consecuencias: “Welcome back”, explota la cereza
Una barca escarlata, mis pupilas vibran, mi boca ruge
A donde me lanzo en vuelo caigo en lechos de sábanas limpias
No hay corazón en los pechos, no hay sudor en las caderas
No hay peligro en los abismos blancos de mi pasión eterna

No debo mirar atrás: ojos que caen rodando
Anclado en una lujuria que no es tal porque en su antimateria
No hay leyes ni contagios, ni azúcares ni cortejos
La bienvenida es blanca y celeste, la semilla roja estalla
Y gira mi eje de norte a sur como un disco en llamas

“Welcome back”, la voz me cura y me sumerge, mi espalda reina
Un océano de muslos sin escamas, capricho de nuevo ahogado:
(Puedo beber de sus pechos)
(Aquí soy tan yo mismo que no me reconozco)
(Dejar que drenen mis venas)
(El escozor se hace dulce como amado)

Una y otra vez combustión espontánea
Los bosques arden en llamas pero no hay planta que muera:
Este es un fuego del bajo vientre, del tercer ojo
Lujuria a gotas que rompe la mente: me da la bienvenida
“Welcome back” y no hay hartazgo, no hay lazos mortales
Porque la eternidad es blanca y la agonía es temporal
Por eso los marineros anclamos –por propio mérito-
En bosques en llamas así, sin dolor y sin prejuicio
A desangrar, a derramar, a desvanecer, a desplomarnos
Y con el último aliento de “vida”
Decir adiós mientras fingimos lágrimas (Adiós. Farewell. Cuánto lo siento).