Soy hijo de un tiempo cuyos lideres han perdido hace años la capacidad de escuchar, el don de la palabra y la educación para dialogar, hijo de un tiempo de lideres barribajeros en el habla y nobles, que no justos, en el corazón, hijo de un tiempo de subditos adormilados. Soy hijo del grito sin sentido y de los largos sielncios, soy hijo de los espacios que separan y de los amores pequeños, siempre demasiado pequeños para llenar los vacios del alma. Hijo de un tiempo de mascaras, de gentes presumiendo de ser marcadas como reses con simbolos carentes de significado, signos que representan nada. Hijo del que dirán, de la demagogia sin limite, de la estupidez del fanatismo.
Uno de tantos hermanos, solos, abandonados, arrastrandonos cual lombrices por lechos de alcohol, sordos, ciegos, desconsolados. Fabricamos la burbuja perfecta que de todo nos protega, y luego nos acurrucamos en su mas oscuro rincón y temblamos de miedo, y con el frio en el alma vivimos nuestras vidas. Y nos escondemos mas y mas, tras nuestras ropas, tras nuestras falsas poses, tras estereotipos surrealistas. Huimos de la razón, de la verdad, pues no nos gusta cuanto vemos, pero nuestra voluntad está demasiado herida para alzarnos y oponernos. Y aún en nuestras mas reconditas fortalezas, tenemos miedo. Miedo al que dirán, miedo a no tener, miedo a fracasar, miedo al cambio. Miedo a nosotros mismos, a nuestras debilidades. Y el miedo nunca pudo mezclarse con la libertad.
Esclavos y amedrentados, marcados por simbolos ajenos, escondidos tras siete velos, vacios de mente, vacios de corazón para poder soportar el día a día sin esperanzas. Mientras, otros esclavos nos dictan aquellos que debemos hacer, aquello que debe gustarnos, aquellos a los que debemos amar... hasta nuestros miedos nos deben ser dictados. Somos hijos de una Tierra, de un Hombre, que agoniza por momentos en su instante de maximo expendor, de un grandioso edificio vacío por dentro. Somos los hijos de la desesperanza, del miedo, del animalismo, de los esclavos, somos Hijos de la Nada.
Tan solo de vez en cuando alguna explosión de color, algún lejano brillo nos guía. Tan solo algunos se atreven realmente a ser libres. Y, tan solo a veces, podemos ver lo que a los demas se les escapa, recuperar la capacidad de escuchar y la razón pura, no contaminada por fanatismos ni por miedos, y el bien de corazón, sin mas meta que una sonrisa en labios ajenos. Podemos a veces recuperar el don de la palabra, del dialogo, a veces incluso es posible enfrentarse a lo que todos temen A veces, tan solo a veces, podemos ser la esperanza de este Mundo, de este Hombre herido.
Y este es nuestro destino, nuestro don y nuestra condena, ser los hijos bastardos de este tiempo con trastorno bipolar y multiples personalidades, donde el oro a veces es mugre, donde a veces las mascaras muestran mas que los cuerpos desnudos, donde el bien y el mal se difuminana y hasta se confunden. Este es nuestro tiempo, y no se nos puede culpar por ello. Nuestra responsabilidad es tan solo con los tiempos venideros.
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