Hoy, siento el deseo de darle fin a la vida. No obstante, me siento cobarde de sólo pensar que mí corazón quiera dejar de palpitar suavemente, para muchos será un pecado; sin embargo, para mí simplemente es el camino a la libertad. Dejar que la vida complete su camino entrando a la muerte y así logre un ciclo de plenitud.

La vida es hermosa, no me quejo de ella, desde que nací siempre me brindó su sonrisa y su amable ternura, he vivido placenteramente. Sonrisas, lágrimas, ilusiones y desdichas, sentimientos que hoy miserablemente se desvanecen. Recorrí caminos impredecibles destinados especialmente para mí, me crucé con personas grandiosas que son parte de mi ayer. Asimismo, experimente las más grandes emociones: ame, odié, soñé y lloré. Viví lo que tenía que vivir. No me siento capaz de continuar el camino, hasta aquí llegó mi alma.

Mis fuerzas se desvanecen, y nace en mí una conmoción triste. Ya nada es igual, pierdo el interés por las cosas que antes disfrutaba y peor aún siento como mi vida sufre una enfermedad progresiva. Nace dentro de mí algo más que una lágrima rodando a cada momento o una simple tristeza. Es el deseo de encontrarme con usted, amada muerte. Sin embargo, antes de este ansiado encuentro quiero pedirle a la vida que no me recuerde como aquella infiel que cobardemente decide dejarla.
Al contrario, si la abandono quiero que me recuerde como aquella persona a quien tanto amó; asimismo, que grabe mi cara y el te amo que siempre le grite hasta hoy. Hasta hoy porque su presencia se fugo con la ilusión de conocerla a usted, eterna muerte.

Amanecí anhelándola, soñándola; sólo pienso en usted. Nadie nos ha presentado, pero la conozco por sus visitas fugaces alrededor mío. Nunca me he atrevido a mirarla a la cara, y sé también que nunca se ha fijado en mí, por desgracia. Sin embargo, algún día tendremos que encontrarnos y partir juntas de la mano y quiero hacerle saber que desde hoy empezaré su búsqueda. De igual manera, espero no ser muy pretenciosa al sentir su compañía cerca, mí alma me indica las pocas horas por vivir, mi tiempo llega a su fin y cada vez el deseo por conocerla es grande. No puedo soportar más su ausencia y necesito pronto nuestro encuentro.