* (Se ruega encarecidamente, por el bien de la historia y del lector, que comiencen leyendo las distintas confesiones según su orden de publicación; debiendo comenzar por "Confesiones inseguras", que podrán encontrar en mi bibliografía. Gracias mil)
Buenas tardes, estimados desconocidos. Soy Eustaquio, ignoro si me recuerdan de otra ocasión, pero no importa demasiado en realidad, nunca es tarde para ir conociéndonos.
Ayer estuve siendo analizado en una entrevista laboral. Previamente tuve que pasar un casting más general, de ésos de “tú sí, tú no”. No es que quiera cambiar de trabajo, que va, es sólo que me gusta compaginar mis aficiones. Actualmente me gano el whooper de cada día como restaurador de arte religioso, principalmente retablos e imágenes bastante siniestros. Como ustedes comprenderán, mis clientes no son lo que uno pueda denominar “enrollados”. La semana pasada, el Padre Matías me invitó a una cena con los parroquianos en agradecimiento a mi labor con el San Miguel del siglo XIX que constituye la joya de la humilde colección parroquial que atesora la comunidad religiosa para la que trabajo últimamente (no vayan a pensar que despacho los encargos en cuestión de días, sería mi ruina). A ver… si, la cena: me están dando escalofríos sólo de recordar la legión de feligresas que se hacinaba en torno al Padre y a un servidor. ¿“Pa cuándo lo tendremos, hermoso?” “Estas almóndigas no llevan pan rallao”. Puag, intenten ponerse en mi lugar: ¿Serían capaces de aguantar semejante castigo durante tres horas y cuarenta minutos? Yo si; concretamente tres horas con cuarenta y seis minutos, tras los que tuve que fingir una llamada familiar con embolia cerebral incluida (familiar, que no propia, puesto que tras el castigo psicológico mi mente no estaba para interpretaciones). En fin, que no puedo salir por las tardes a deambular por la ciudad sin que alguna señorona se pare a decirme lo guapo que estoy y lo buen chico que soy…un auténtico coñazo. Es por esto que he restringido mis salidas al reino de la oscuridad; bendita noche y benditas pastillas contra el insomnio, gracias a ellas, no hay maruja que resista más allá de las once.
Volviendo al caso, me gustaría retomar la entrevista de trabajo de la que les hablaba. Anda que sí, ¿qué puede tener de malo “Pollantrix” como nombre artístico? Pues nada, que al señor no le parecía adecuado, que mejor “Éufrates” porque así conservo mi identidad (que tanto detesto, por cierto); que teníamos que hacer del diptongo “Eu” mi sello de visita. La verdad es que me acabó convenciendo el simbolismo que esgrimía el productor y director Richard Bangbreaker. Según Richard, el nombre implica un tributo a mis 27´8 centímetros de dote que, casualmente, parecen ser la reproducción a escala de los 2.780 kilómetros del mencionado río. Visto así, me pareció bastante razonable; pero vamos, no sé que tiene Bangbreaker que no tenga Pollantrix…estrellas, no hay quien las entienda.
“¿Experiencia?” fue la primera pregunta que me dispararon. “Pues hombre, como todo el mundo”. No parecieron captar la broma, así que tuve que hacer alusión a mis videos amateurs con la buena de Roberta y alguna otra cinta que guardo con cariño. “¿Por qué crees que vales para el porno?”. Yo pensaba [[Joder, si estuvisteis flipando con mi trasto]], pero no, opté por la respuesta correcta y me deleité narrándoles lo mucho que me gustaba el sexo y que yo había nacido para esto, que patatín, patatán… El caso, es que a pesar de caerme bastante gordos los jefazos (especialmente Richard, al que ya empiezo a asociar al cabrito del Registrador Civil), estoy bastante ilusionado porque, finalmente, conseguí un papel en la próxima producción de “Afrodite Films”; eso sí, pendiente pasar la prueba de fuego (la cual estoy deseando que llegue, porque me van a encamar con la mismísima Nancy Goldshine… ¡gracias San Miguel, gracias!).
No duden que les mantendré informados del desenlace de la prueba y del desarrollo del rodaje, ya que estoy convencido de que sabrán encontrar mi talento…comen de eso (y algunas cosas más); pero ahora tengo que terminar de lacar el dedito anular del bueno de San Miguel. Buenas tardes y sean malos.
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