Carla era una chica como cualquier otra hasta que el asesinato de su hermana Laura literalmente le cambió la vida. Carla juró vengar la muerte de su hermana asesinando al culpable. Carla no creía en la justicia formal de los tribunales, solo creía en la justicia por mano propia. En la satisfacción de asesinar al hombre que había ejecutado a su hermana. Laura fue violada y asesinada, por estrangulación. Y según la investigación desarrollada por Carla el autor del homicidio era Martín Palermo, un joven alto y rubio. Palermo era compañero de trabajo de Laura y según la investigación desarrollada por Carla no cabían dudas: era el asesino.
Carla pensaba seducir a Martín Palermo, e incitarlo a que lo llevara a su departamento. Allí lo asesinaría. La gran duda de Carla era la forma en que ejecutaría al asesino de su hermana. Carla no sabía si balearlo, acuchillarlo, envenenarlo, golpearlo, asfixiarlo. Carla estaba tan excitada pensando en como iba a asesinar a Martín Palermo, que no tenía otras preocupaciones. Lo que lamentaba Carla era que solo lo podía asesinar una vez. Según Carla, Palermo era merecedor de ser asesinado miles de veces. Solo así el asesinato de su hermana tendría la justicia que reclamaba.
Asesinar a Martín Palermo con un cuchillo era una opción muy interesante para Carla. La primera opción era esperar que Palermo estuviera sentado, y asesinarlo de atrás clavándole el cuchillo en la nuca. Carla había visto en una película como un joven era ultimado así por una chica y la idea le entusiasmaba mucho. Pero mucho más interesante para Carla era apuñarlo estando acostado en la cama. Carla pensaba clavarle una y otra vez el cuchillo sobre el pecho, como primera alternativa, o bien darle una única puñalada en el cuello, atravesándolo.
La otra opción era la del revolver, o sea asesinar a Palermo a balazos. Para esto, sí o sí, Carla pensaba utilizar un silenciador. No quería de ninguna manera que los balazos se escucharan. Carla pensaba balearlo de frente, asestándole seis balazos. Uno tras otro en el pecho de Palermo. O bien darle un único balazo en la cabeza. Esta idea, sin embargo, Carla la desechó: quería que el cadáver de Palermo quedara reconocible. Barajó también la idea de darle un balazo en la nuca, idea muy atractiva, pues requería el mínimo esfuerzo y producía la máxima eficacia.
Por último, el envenenamiento era también una opción interesante. Carla pensaba darle el veneno en un café, una torta o cualquier comida. A Carla le gustaba la idea de darle a Palermo un trozo de queso envenenado. Según ella Palermo debía morir como una rata y es común darles a las ratas trozos de queso envenenado. Pero finalmente la idea del veneno la desecho pues el revolver o el cuchillo eran más interesantes.
¿Podría Carla asesinar a Palermo? Voten lectores por la forma más adecuada: si es cuchillo o révolver. Si es cuchillo, si lo apuñala en la nuca de un único golpe o le asesta varias cuchilladas en el pecho. Si es revolver (con silenciador), si lo balea de frente de seis balazos o bien lo asesina de un único balazo en la nuca. |