El derecho a soñar.
A los cinco días de la huelga, cada uno saca sus cuentas. Alamiro conversa con los delegados los que al ver llegar al administrador sin militares se alegran.
—Esto no es señal de que el gobierno no los vaya a enviar, si el gobierno se toma un tiempo antes de hacerlo es que no le es fácil tomar esta medida, eso nos da tiempo para afirmarnos mejor.
El diario El Despertar, habla de nuestra huelga, cuestión que nos ayuda. Hay que cuidarse de la guardia y de los que el Administrador tratará de usar para romper la huelga. Mañana en la madrugada hay que tomar nuevas medidas para comprobar y actuar.
Compañeros, creo que los días que se nos avecinan serán complicados, necesitaremos mucha fuerza para mantenernos firmes y en pie. ¿Qué hacer para que nuestros compañeros no se vayan a sus casas, no haya relajo, peleas y menos que se intente rompernos el movimiento?
—Alamiro, creo que mientras dure la huelga, debemos pasar lista cada mañana y tarde, entrada y salidas de turno, así sabremos de los que no lleguen.
—Me parece bien lo que dice, Don Gustavo, hay que comprar algunos cuadernos en la pulpería antes de la que cierren.
—Yo pienso que hay que hacer algo con los que no están haciendo nada, me explico – Habla Juvencio –hacer turnos con los compañeros de cada sector o sección para cuidar que nadie trabaje, pero, de todas maneras son muchos los que quedan sin actividad.
Yo con los muchachos del teatro podríamos hacer presentaciones diarias, actividades de canto, recitación, clases de baile. Cada día hay que hacer algo.
—Comenzaremos mañana con las actividades artísticas. Creo que los más letrados pueden enseñar algo de las letras a los que saben menos y también hay que enseñar a realizar los cálculos en los pagos. Sobre todo los menores, matasapos y herramienteros. Esta tarde quiero reunirme con los muchachos más jóvenes, no sólo los que trabajan, todos los que quieran.
—Creo que hay que tomar algunas medidas con las otras Oficinas, las que están más cerca, la Gloria, la Ana María, San Genaro y San Pascual – José Manuel indica- hay entre diez y veinte kilómetros de distancia, se puede ir caminando, con un par de delegados que vayan a cada una y expliquen la huelga es suficiente.
—Yo voy a una de ellas. – Manifiesta Alamiro- También hay que averiguar a qué hora el telegrafista nos puede enviar un telegrama a Iquique. Los guardias están de punto fijo en la oficina, no dejan que entre ni salga ningún telegrama sin que lo revise Don Fernando, hay que enviar uno luego, pidiendo nos impriman algunas hojas con el petitorio, con ello podemos ir a las otras Oficinas. Otra cosa que hay que decidir son los que iremos a negociar con Gómez. Él nos llamará pronto.
—Alamiro. Doña Ernestina le da almuerzo al mensajero, este puede entregar el papel para que el telegrafista lo envíe, hay que hacerlo luego para que lo mande cuando esté el compañero en Iquique.
—El marido de la Ernestina que lleve el mensaje antes de las doce, así podremos tener los petitorios impresos en la madrugada e irnos a las otras oficinas.
—Misia Estela. ¿Usted me mandó buscar?
—Ay, Ernesto perdone, es que ayer tenía mucho miedo, pensé que sus amigos me iban a asaltar , por eso los necesitaba.
—Misia , mis compañeros no son malos, usted es linda, pero, nadie le haría nada . Si lo único que queremos es que nos paguen mejor salario, ya ve que no ha habido ningún desorden, ni siquiera hay nadie borracho.
—Gracias por lo de linda, pero, se pueden alterar y dispararme, han pasado tantas cosas malas en las administraciones.
—Señora, nunca ha ocurrido nada malo, y acá tampoco va a ocurrir nada malo, y si nos dan reajuste, ya verá que lueguito estaremos produciendo y más contentos.
—Sabe, le voy a contar, no diga que le dije. Fernando mañana va a cerrar la pulpería, así que usted compre lo que necesite que no se va a abrir hasta que regresen a trabajar.
—Gracias, misia, le diré a la Mireyita ¿Y de los militares? Mire que nos contaron que don Fernando había ido a buscarlos.
—Hay niño, no se aproveche de mi. Es bromista, no sé nada de militares y si vienen, bueno será para hacer que ustedes trabajen y nada más. Mi marido es bueno al darle trabajo a cada uno de ustedes. Mire ahí vienen los guardias, ¡váyase Tito! cuando pueda venga a mirar las plantas, por favor...
Shist, parece que a Nano no le fue muy bien en el puerto.
A las siete y media la sala estaba llena de muchachos de entre doce y veinte años, trabajadores y no trabajadores, todos quieren oír a Alamiro
Muchachas, muchachos, compañeros: Les he invitado porque quiero conversar con ustedes, contarles lo que vamos a hacer durante esta huelga y también contarles de un sueño que tengo. Mientras les esperaba leía un periódico antiguo, miren trae esta poesía.
Siempre que el obrero piensa
exigir trabajo y pan,
sus víctimas le dan
sable y plomo en recompensa,
si alguna vez le avergüenza
su condición infeliz,
levantando la cerviz
pide un porvenir mejor,
y el sable siembra el terror
e inunda en sangre el país.
¿Cuántos de los que están acá, saben leer y escribir? Y no se avergüencen, yo aprendí acá en la Oficina, me enseñó Arsenio y no me avergüenzo. Les diré que mañana desde las diez de la mañana y hasta las tres de la tarde, el maestro Juvencio va a enseñarles a los que no saben. Los trabajadores, matasapos y herramienteros y ayudantes o aprendices menores de quince años están obligados a estar presentes, se les relevará de sus responsabilidades con la huelga, y pobre del que no esté. Más de alguno me conoce y sabe que lo iré a buscar a la casa o donde esté para traerlo de una oreja. A Los que no trabajan, les invito.
Aprenderán a calcular sus pagos y descuentos ya que a todos los que no saben, les roban. La ignorancia es el peor enemigo que tenemos los obreros. ¡Así que mañana a clases!
Con esta huelga hemos levantado la cabeza, hemos dicho al patrón que basta y que nuestro trabajo vale más de lo que nos paga, le hemos dicho también que no queremos ver el cepo nunca más, y lo más importante es que le hemos dicho que ha de respetarnos.
Ustedes ven, el Administrador se ha encerrado en su casa, no quiere hablar con nosotros. Como dice la poesía, desea que lleguen las sables y las carabinas para que se nos obligue a trabajar. ¿Lo haremos? ¿ Trabajaremos si llegan los militares? Eso es lo que él espera. Espera que las tropas sean las que carguen con las culpas.
¡Yo! les cuento, no lo haré, no trabajaré hasta que todos decidamos ir al trabajo, antes ni matándome traicionaré los principios que nos llevó a esta huelga.
¿Qué tienen los explotadores? Son los dueños de las máquinas y de la tierra. Tienen el dinero y el poder para hacer que se nos explote. ¡Se nos estruje hasta el último aliento!
¿Nosotros que tenemos? Fijense bien, nosotros los trabajadores tenemos, la fuerza de mover esas máquinas, la fuerza para hacer producir la tierra, miren hoy al rico, con todo el dinero que tiene no puede mover un grano de salitre. Por el uso de esa fuerza tenemos que cobrar lo justo, que sea más que tan sólo para sobrevivir y procrearnos, por que eso le interesa al patrón, que cada una de ustedes, muchachas, mañana paran nuevos brazos para que les trabajen al mismo rico que nos roba.
Tenemos que aprender a sumar, a sumar nuestras fuerzas, acá en esta Oficina nos hemos unido todos y tenemos al patrón contra la pared, él está arrinconado en su casa, no sabe que hacer, puede más, eso si, pidió militares y ellos vendrán mañana o pasado, nos acorralarán, nos amenazarán, dirán que somos ladrones y antipatriotas. Quizá hasta nos disparen.
Podríamos tomar explosivo y responder a sus amenazas, pero, creo que eso no será bueno para nosotros, para ustedes, no tenemos la fuerza necesaria para resistir, sería otra masacre como la de la Escuela Santa María. A la fuerza de ellos tenemos que oponerle la nuestra, pero con más inteligencia que ellos.
Los explotadores y nosotros. Ellos tratando de sacarnos más, siempre más, nosotros aceptando lo que se nos da y ¿qué se nos da? Dolor y sufrimiento, entregamos la juventud, entregamos la vida tal como la entregó Manuel, quien me hizo despertar.
Ellos y nosotros, ¿Qué somos? Miren lo que ocurre a nuestro alrededor, ellos viven tan encerrados como nosotros, se encierran en sus palacios construidos por nosotros, ¿Cuántos son ellos y cuantos nosotros? Ellos no alanzan a ser un décimo de lo que somos nosotros y nos someten, nos someten por el miedo y la desunión. Unión, Unidad, es lo que necesitamos, es imperioso lograrla, no sólo de acá sino de los obreros de Chile, ello y solo ello nos dará la Redención, con ella lograremos crecer.
Si mañana o pasado alguna de las oficinas de las cercanías paran también, ellos tendrán que dividir su fuerza. El patrón de acá está furioso, lo está no sólo por que nos colocamos a su nivel, sino, por que debe entregar salitre en el puerto y si no lo hace le costará mucho más caro que esta huelga. Si logramos mantenernos. Venceremos.
Les decía que tengo un sueño, ese sueño es vernos alguna vez unidos, todos los obreros de todas las salitreras, todos en una sola Mancomunal, con esa unidad lograremos muchos avances, tendremos mayor dignidad, o mejor dicho respetarán nuestra dignidad, nos va a costar mucho, es más fácil tomar un arma y disparar que unirnos, pero sin unidad ninguna bala nos redimirá.
Por esto es esta huelga, por esto tenemos que demostrar que somos personas y que nos haremos respetar. Mañana nos van a cerrar la pulpería, y dejarán al encargado solo, Fernando Gómez quiere, sueña con que alguien asalte la pulpería y saque lo que hay adentro. No vamos a tomar nada de allí, ya verán ustedes que de otros lugares llegará la solidaridad. Si tomamos algo de la pulpería, lo que no sería delito, nos acusarán de robo y nos meterán bala por ello. Vigilaremos ese lugar para que no ocurra ya que el Administrador puede enviar a alguien que robe para culparnos.
Lo que si haremos, es no permitir a ninguno de los trabajadores que trabaje, hay entre nosotros algunos que por unos pesos más nos pueden traicionar y hacer producir la Oficina, ellos tendrán la facilidad de trabajar hasta que lo sepamos y luego, será sus mismos compañeros quienes los arreglarán y no se será débil con ellos.
Llevamos cinco días de huelga, mañana hay que hacer más, iremos a conversar con otros obreros de otras oficinas, ustedes deben ayudar a mantener la fe en el triunfo.
Eso quería decirles, les agradezco hayan venido tantos. Vamos a ganar, ustedes verán que la fuerza que tenemos se impondrá a la represión del patrón.
Van a llegar los sables y los fusiles, si no han llegado es por un milagro que hay que agradecer, es insisto, mañana se colocarán en huelga otras oficinas, ello desesperará a los ricos y nos mandarán balas de respuesta, acá estaremos con nuestras manos limpias, llenas de callos, sudando por que estarán tomadas una con las otras.
Muchachos, gracias por venir.
Curiche
Mayo, 20 de 2007
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