Detienes el viento,
y té adueñas del ocaso
mientras la brisa golpea la marea
y tú quietud mé a tormenta.
Llega a mí tú silencioso
sentir desde lo profundo.
y duda mí consuelo
frente a tú existir.
Tú sonrisa mé inhibe
tus ojos devuelven la esperanza,
solo así mé encuntro vivo
y expongo el juego a tus reglas.
Somos esclavos de un querer
sin fronteras y natural,
donde dos se hace uno
y el amor es la verdad.
Texto agregado el 20-05-2007, y leído por 161
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