parte - II -
- El cuentacuentos proseguía -
La niña se topó de frente con un joven recién egresado de la universidad, él caminaba casi como distraido, sin embargo su serenidad interior fue un atractivo irresistible.
Le habló de esta manera:
- ¿Quién eres tu? ¿Como te llamas?
- Soy Tomás y busco trabajo en sexología
- De veras? eres especialista?
- Lo soy, acabo de terminar estudios de post grado
- ¿Y sabes muchas cosas nuevas del tema?
- Sé lo que muchos debieran saber, pero no tienen el modo de aprenderlo, o diré mejor comprenderlo y vivirlo.
- Yo he tenido experiencias logradas y otras frustrantes, no sé cuando se dará la una o la otra.
- En ese tema te puedo contar muchas cosas que te pueden ayudar profundamente. Aunque yo debiera ya tener mi consulta y tú serías mi paciente.
- ¿Yo debiera pagarte?
- Por supuesto, es mi trabajo
- ¿Y si te pago de otro modo?
- De cuál modo?
- Te doy masajes muy completos.
- Completamente de acuerdo, ¿tienes el lugar donde darlos?
- Vivo en un pequeño departamento y estoy sola desde hace dos meses. Anota mi dirección y te apareces mañana a las 10 con 34 minutos.
- Por mi, te digo que iría de inmediato.
- No te lo recomiendo
- ¿Por qué
- Lo más probables es que, en este momento, golperías mi puerta y nadie abriría
- mmmm; no sé que decirte, no puedo con mi propia impaciencia.
- No te inquietes, ya recuperarás tu centro, tienes muchas capacidades, eso se ve.
- ¿y... tú, adónde vas?
- Voy a desaparecer de acá para saber adónde voy y a qué, de modo que...¡adios!
En este momento el narrador interrumpió el relato y nos dijo: "Este cuento seguirá dentro de 25 minutos, pueden pedir algunas bebidas, yo volveré pronto".
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