OTROS MUNDOS
El comandante Romero y su tripulación partieron del planeta Tierra una vez más en busca de civilizaciones desconocidas. En otras ocasiones ya lo habían logrado, pero siempre el resultado había sido el mismo, civilizaciones ya extinguidas u otras que eran inferiores a la humana. Aquella vez iba a ser diferente.
…-Romero, creo que ya estamos lo suficientemente cerca para empezar a ver algo.- Dijo Cooper.
-Sí, allí, miren.- Dijo uno de los pilotos.
-¡Vaya! Esto promete. En mis quince años de viajes espaciales nunca había visto nada parecido.- Comentó Romero muy sorprendido.
-Amigo, es maravilloso, qué increíble forma de construir.- Comentó Cooper mirando por el visor.
-Por fin lo he conseguido.- Dijo Romero alzando la voz a la vez que levantando los brazos.
-Dirás que lo hemos conseguido.- Le rectificó Cooper, el miembro más veterano de la expedición y compañero de Romero en múltiples viajes. Era el único a bordo al que se le permitía tutear al comandante.
-Tengo unas ganas enormes de intentar comunicarme con ellos. Mi intuición me dice que sí, que esta vez podremos entablar una comunicación que realmente valga la pena. Va a ser un viaje muy provechoso, si, si, ya lo verán.
-Le recuerdo que hemos de tener las armas preparadas, cualquiera sabe cómo nos pueden recibir.
-Sí, se me olvidaba el detalle de que estamos sobrevolando por encima de sus cabezas sin haber tomado contacto con ellos.- Pensó en voz alta el comandante Romero, emocionado por los futuros acontecimientos.
- Mire allí, aquella enorme explanada, podríamos utilizarla como pista de aterrizaje.
-¿Está viendo lo que yo veo?
-¿Se refieres a esas luces? ¿A qué velocidad calcula que van?
-Ni idea, pero creo que a bastante más que nuestros automóviles convencionales.
-De todas formas, si nunca han llegado hasta nuestro planeta eso es señal de que nosotros estamos más evolucionados que ellos. Ya verás, van a alucinar con lo que les expliquemos sobre nuestra civilización.
-¿De verdad crees eso? – Preguntó Cooper al comandante Romero.
-Sí, ya verás cuando les ofrezcamos los regalos que les traemos, querrán más y entonces se los podremos vender o a lo sumo, cambiar por cosas que nos interesen.-
-Espero que tenga razón.
La nave tomó suelo sin ningún contratiempo.
–Romero decidió que aún no se informaría a la Tierra sobre el planeta en el que acababan de aterrizar. Mandó a todos que bajasen de la nave menos a uno de los pilotos. Antes habían comprobado que las condiciones de dicho planeta les eran propicias para poder respirar sin dificultad. La única diferencia era que se sentían más ligeros. La ley de la gravedad no era la misma que en la Tierra.
El grupo de siete astronautas bien armados pronto fue rodeado. Sin decirles nada fueron conducidos dentro de una especie de vehículo en el que una vez dentro, salieron como disparados a una velocidad de vértigo. Aún no les había dado tiempo de intercambiar ninguna palabra entre ellos cuando les hicieron pasar a una habitación en la que predominaba una luz increíblemente blanca. Al entrar en la estancia tuvieron la sensación que les habían escaneado. En el centro de la habitación vieron una larga mesa y en uno de los lados, una especie de calculadora.
Los terrícolas pudieron comprobar que las criaturas que les habían recibido tenían formas humanas, aunque también apreciaron que llevaban lo que parecían ser unos cómodos trajes espaciales. Entraron en la estancia diez individuos ya despojados de los trajes que antes les ocultaban, seguro que también por prevención. Fue entonces cuando las mentes de los astronautas parecieron recibir un mensaje:
-Queremos darles la bienvenida a Kstor IV, nuestro planeta y hacerles saber que pueden despojarse de sus incómodos trajes espaciales.- Los astronautas buscaron con sus miradas la aprobación de Romero que con un leve movimiento de cabeza les hizo saber que podían hacer lo que sus anfitriones les decían.
Una vez los terrícolas se hubieron despojado de sus pesados trajes, fueron invitados a sentarse en unas extrañas sillas. Posteriormente ellos tomaron asiento. Seguidamente Romero recibió la invitación de los Kstoritas para empezar la reunión. Romero estaba tan sorprendido como el resto de sus hombres. Aquellos seres no tenían lo que propiamente conocían como boca, pero eso no les dificultaba mandar los mensajes que les querían hacer llegar. Uno de los Kstoritas puso en marcha la especie de calculadora que se iluminó contrastando la luz roja que emitía con la blanca luz de la estancia.
Romero se levantó de la mesa y cogió de la parte trasera de su traje espacial una mochila. De ella extrajo algo parecido a un proyector he hizo que los Kstoritas apagasen la luz. Todo quedó a oscuras salvo el traductor que seguía emitiendo luz roja. Romero puso en marcha la grabación Y los Kstoritas comenzaron a ver entusiasmados. A medida que iban viendo lo que la raza humana les enseñaba, empezaron poco a poco a perder interés. Romero se dio cuenta y entonces interrumpió las explicaciones:
-¿Acaso ustedes están más adelantados que nosotros? ¿Tienen mejores inventos que les hacen poder tener una vida mejor que la nuestra? – Apagó la grabación y continuó hablando. Si ni tan siquiera han podido llegar hasta nuestro planeta.-
Romero y sus hombres se miraban incrédulos, sin saber que pasaba por las mentes de aquellos seres pues se comunicaban telepáticamente entre ellos sin que los terrícolas entendieran nada. En aquel momento salió de la estancia uno de los Kstoritas. Al poco estaba de regreso y portaba algo. Toco una especie de botón y aparecieron imágenes del planeta Tierra. Romero y sus hombres no podían creer lo que estaban viendo. Eran imágenes de su planeta tomadas en la Edad Media. Un escalofrío empezó a recorrer sus cuerpos. Romero empezó a sentirse como en ningún mundo se había sentido, un ser inferior. En su mente se empezaban a mezclar ideas; por un lado lo que sus ojos veían y lo que eso quería decir e incluso comenzó a tener miedo del futuro que tal vez les esperaba. Vieron que la grabación había dado un salto en el tiempo, reconocieron combates de aviones en la segunda guerra mundial. Entre medio de dichos combates había unas luces que circulaban a gran velocidad. Los Kstoritas estaban de espectadores viendo lo que sucedía entonces en el planeta Tierra. Fue entonces cuando las imágenes mostraron a dos seres; un hombre y una mujer. Los espectadores terrícolas pudieron oír lo que pensaban los Kstoritas de ellos. Ficha técnica: Tienen aspecto humano. Son ambiciosos, vengativos, viciosos, odiosos, crueles, despiadados, avariciosos. Costumbres del individuo: Son inteligentes pero no ejercen como tales. Pasan hambre en según qué zonas del planeta sin necesidad ya que en otras poseen infinidad de riqueza. Hacen guerras innecesarias. Tienen enfermedades derivadas de su forma de vida. Se autodestruyen fumando e ingiriendo sustancias nocivas para su propia salud aún a sabiendas de que se perjudican ellos mismos. Intercambian objetos o comida por unos metales redondos o por papeles impresos. Destrozan todo lo que tocan. Parece no importarles nada el mundo en el que viven. Maltratan a los animales o los enjaulan o se los comen o los disecan o los matan diciendo que es un deporte. Destruyen sus bosques…
Posible contacto con los terrícolas. Inexistente. No tienen remedio aunque hemos podido comprobar que hay algunas excepciones.
Nota del comandante:
Tanto la tripulación como yo esperamos tener más suerte en nuestra próxima misión y olvidar cuanto antes a esta raza humana.
Firmado XPPR33
Posdata: Desde nuestra visita al planeta Tierra todos tenemos pesadillas, esperamos llegar a Kstor IV para recuperarnos.
En ese momento terminó la grabación.
…Como ven, nosotros no somos lo que ustedes llaman una raza inferior a la suya.- Romero y sus hombres de nuevo estaban recibiendo en sus mentes, mensajes enviados telepáticamente por los Kstoritas.- Ahora prepárense para saber a lo que ustedes, los terrícolas, aún no han llegado y que cómo continúen por el camino que van, nunca llegarán. Únicamente cierren los ojos y sientan, déjense llevar…
De golpe sus sentidos estaban completamente abiertos a todo, se habían multiplicado.
Sólo con creer oler un perfume experimentaban sensaciones nunca antes sentidas. El creer que comían un alimento del que ni sabían de su existía les proporcionaba tal placer que no les importaba saber ni lo que era. Lo mismo les sucedía con los otros sentidos, la vista, el tacto, el gusto.
Al rato cesaron de enviarles mensajes telepáticos. Los hombres abrieron los ojos, los habían tenido cerrados. Se miraron tan sorprendidos que ni Romero acertaba a decir nada.
-Bien, con esta prueba supongo que han tenido bastante para saber que en nuestro planeta no tenemos ningún problema entre nosotros. Todos los individuos que vivimos en Kstor IV apreciamos tanto la vida que nadie osa hacer ningún mal a otro individuo. Miren, les hemos preparado un kit con todos nuestros conocimientos. Quizá algún día podamos hablar sin que nadie tenga que enseñar nada a nadie, mientras tanto, creo sinceramente que tienen mucho trabajo por delante que esperamos consigan llevar a cabo. Hemos decidido obsequiarles con una nave espacial. Si igualmente quieren llevarse la suya, pueden introducirla en la que les proporcionaremos. Hemos calculado que con nuestra nave llegarán mil veces antes que con la suya.
Romero y sus hombres pasaron unas semanas conviviendo con aquellos increíbles seres. A la hora de partir les dieron muchas veces las gracias a sus anfitriones por su hospitalidad y por los presentes que se llevaban a la tierra prometiéndoles volver lo antes posible para hacerles saber que ya estaban a la altura sus hermanos mayores.
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En una torre de control de la Tierra:
-Se acerca una nave a gran velocidad, es increíble. A la velocidad que viene es imposible que sea de las nuestras.
-Tiene que ser un error.
-El radar no creo que se equivoque, sería la primera vez en muchos años.
-Intenta contactar con esa nave.
-Torre de control a nave desconocida, torre de control a nave desconocida, identifíquese, repito identifíquese.- Intentaron contactar con la nave muchas veces pero no obtuvieron una respuesta que ellos pudiesen entender.
-Señor, siguen sin contestar aunque se oyen como unos murmullos ininteligibles.
-He averiguado que la única nave que en estos momentos tenemos en órbita es la que comanda Romero y por nuestros cálculos, aún debe de estar muy lejos de aquí. Es una nave extraterrestre, no hay ninguna duda, además ninguna de nuestras naves es capaz de coger esa velocidad ni aunque le siguiesen mil demonios. Manténgame al corriente, voy a contactar con el presidente, este asunto es de alto secreto por lo que no se le debe informar a nadie.
-De acuerdo, señor.
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-Maldita sea. En la torre de control no me entienden. Sé que reciben nuestra señal. Quizá la nave no tiene traductor, Cooper.
-Comandante ¿Cómo no va a tener traductor?
-Cooper, el problema no es que no tenga traductor, el problema es que esta nave está preparada para ser tripulada por Kstoritas. Lo que nosotros hablamos se lo traducen a ellos en Kstorita. Está haciendo el proceso a la inversa de cómo nos interesaría que se hiciese. Yo les estoy oyendo a ellos pero es cómo si me hablasen en Kstorita. La nave nos lo está traduciendo.
-Mierda, Romero, entonces estamos en un buen aprieto.
-¿Se informó a la tierra de que habíamos contactado con Kstor IV? - Preguntó inquieto el comandante Romero.
-No, señor ¿Se acuerda que al llegar allí nos dijo que aún no informásemos? Le recuerdo, señor, que fue usted el que cursó la orden.- Dijo el astronauta que en un primer momento se quedó por precaución en la nave.
-Sí, lo recuerdo. Y más tarde no quise informar a la Tierra porque deseaba darles la sorpresa personalmente, deseaba verles las caras en el momento de darles la noticia, no contaba con éste pequeño percance. Mierda, corremos un serio peligro.- Dijo empezando a ponerse nervioso y con ello contagió a tola la tripulación sintiendo todos que sus vidas corrían peligro.-
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-¿Qué ha dicho el presidente?
-Que sigamos intentando comunicarnos con la nave y que si esta no responde, que disparemos a dar.
-¿Qué disparemos a dar? Pero si no nos han hecho nada.
-El presidente dice que no podemos correr ningún riesgo.
-Sí, ahora nos dirá que quien da primero da dos veces. Que este es un asunto muy serio.
-Quizá por eso no quiere que se le complique más. Supongo que como está en plena campaña electoral y va ganado, la noticia de que una nave extraterrestre ha cruzado nuestro cielo distraería a los votantes.
-Bueno muchacho, llegó la hora de la verdad. Lo he intentado más de cien veces y siempre con el mismo resultado, más no puedo hacer, te toca a ti entrar en acción
-Mierda, nunca creí que dispararía contra ninguna nave, y menos extraterrestre.
-Apretar ese botón es una de las cosas que tienes que hacer para ganarte el sueldo, muchacho.
-¿Y si está tripulada?
-Ese no creo que sea tu problema.
-Pero, es que esto puede desembocar en una guerra…
-Te repito, ese no creo que sea tu problema en este momento, Tú sabrás lo que tienes que hacer, yo ya he terminado con mi trabajo.
-Bien, que sea lo que tenga que ser.- Apretó el botón.
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-¿Ya has intentado comunicarte con la torre de control desde nuestra nave? – Preguntó Romero.
-Sí, pero me parece que es demasiado tarde.
-¿Qué es demasiado tarde? ¿Por qué?
-He oído lo que decían.- Dijo con una cara en la que claramente se adivinaba la derrota.- Vamos a morir.
-¿Qué es lo que has oído? Cooper ¿Qué es lo que has oído? –Preguntó Romero.
-Ellos tenían razón.
-¿Ellos? ¿Quiénes?
-Los Kstoritas.
-¿Por qué tenían lo dices?
-Nos han disparado, vamos a morir. Ellos tenían razón. Imagínate que fuesen ellos los que quisiesen contactar con nosotros, los habríamos matado.- Dijo Cooper consternado.
-¿Me oyen allí abajo? ¿Están sordos? Comandante Romero a torre de control ¿Me escucha alguien?
-¿Has oído eso? Es el comandante Romero.
-¿Se puede saber qué carajo han hecho?- Preguntó Romero a los de la torre de control.
-Comandante Romero, no localizamos su nave y tengan cuidado que tenemos cerca una nave extraterrestre, pero no se preocupe mucho, ya le hemos disparado. Por cierto comandante Romero, nos podría dar su situación, su nave no aparece en nuestros radares.
-Nooooooooo
-Te lo dije, Romero, te lo dije, nos han disparado. Amigo ha sido un placer volar con usted.- Dijo Cooper.
-Nooooooooo
Bbbbbbbbbbbbbbboooooooooooooooooommmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm.
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Quiero dar las gracias por el pulido del texto a:
CLARALUZ
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