La puerta

En un pueblo lejano, estaba situada la familia Williams, apellido renombrado desde hace siglos. Poseían una gran riqueza de misterios, heredados por sus antepasados.
La familia estaba compuesta por; Arturo Williams el abuelo de la familia, Roberto Williams padre de familia, Mercedes Santa de Williams madre de familia, Susana Williams hija mayor de la familia, y Alex Williams hijo menor de la familia.

El hijo menor Alex, y Susana su hermana mayor, eran los únicos que no compartían los secretos, los niños decidieron investigar, luego de tantas sospechas.
Todas las mañanas el matrimonio Williams salía a trabajar, dejando a sus hijos en manos de su abuelo Arturo. Esa mañana el matrimonio salió más temprano que lo habitual, los niños aún dormían, el abuelo se despierta a los gritos, se dirige hacia una de las habitaciones de la casa, ingresa en ella, permaneció por unos minutos, luego salió y cerró la puerta con llave, los chicos ya estaban en el pasillo observándolo, el abuelo no les presta atención, los chicos le insiste una y otra vez.
-¿Por qué andaba levantado a esta hora de la mañana, y a donde están nuestros padres?-

El abuelo caminó sin responder, sin mirarlos, solo entró en su habitación y se volvió a dormir.

Los chicos decidieron investigar que fue lo que le pasó a su abuelo, recorrieron por horas la inmensa casa, tratando de abrir las habitaciones, pero estaban todas cerradas con llave, solo el abuelo y sus padres tenían las llaves de las mismas, entonces se dirigieron hacia la habitación de su abuelo, pero éste ya no se encontraba allí, asustados y con gran curiosidad comenzaron a buscarlo gritando por toda la casa y los pasillo de la misma, después de varios minutos de búsqueda se encontraron con el gran comedor, que era el único sitio que aún no habían explorado, allí estaba su abuelo desayunando. Se sentaron junto a él y le preguntaron.
-¿Qué hacía levantado abuelo?-.

El abuelo desconcertado les respondió sin dejar de comer.
–Niños yo estuve durmiendo toda la mañana, no me he levantado en ningún momento-.

El abuelo terminó de comer el trozo de pan, y les habló con sabias palabras.

–Niños creo que llegó el momentos de que se enteren sobre los secretos de la familia, miren, sólo observen las paredes y lo descubrirán, no les puedo decir más, queda en ustedes que lo hagan_.

El abuelo se retiró de la mesa dejando un revuelo de comida por su paso, sin antes informarles que iba a estar en el parque dando el paseo diario. Los chicos se quedan sentados en la mesa mirándose uno al otro, hasta que Susana rompió el silencio.
–Tenemos que volver a las habitaciones, revisar puertas por puertas, hasta que encontremos la correcta_.

Los niños comenzaron a revisar la inmensa casa, puerta por puerta, sin poder abrir ninguna, cuando les quedaba una sola puerta, hicieron una pausa, para aprovechar inteligentemente su último aliento. Alex se adelantó

–Hay que saber que hay detrás de esa puerta, tal vez haya un mundo desconocido, el abuelo estuvo muy raro esta mañana-.

La hermana le respondió irónicamente.

- Si claro, un mundo puede caber detrás de una puerta-.

Alex se estremeció y giro el picaporte forzosamente por los zamarreos de su hermana, el picaporte giró y la puerta se abrió. Entraron lentamente, la habitación estaba vacía, no tenía ventanas, ni adornos, ni nada que se les parezca, había solo una pequeña caja cerrada, y un orificio en la pared. Los niños se acercaron hacia la caja pero ésta no se abrió, comenzaron a observar las paredes, siguiendo el consejo de su abuelo, y divisaron un orificio, Susana miro a través de él, y se encontró con una llave antigua, se la mostró a Alex y éste dijo asombrado.
–debe ser la llave de la caja, fijate si se abre-

Susana la prueba y la caja se abrió, en ella solo había una nota:

-Williams se te ha concedido tres deseos, al tener en tu poder esta caja podrás obtener lo que desees, solo tienes que hacer girar esta llave y vuestros sueños se vincularán con la misma realidad, pero esto se puede convertir en algo muy peligroso, tenéis que tened mucho cuidado en lo que pensáis, debéis seguid el mismo proceso de vuestros antepasados para que vuestros herederos gocen del portal de los sueños-

Los chicos pensaron por unos segundos en sus sueños más profundos, y luego cerraron la caja, colocaron la llave en el orificio y salieron de la habitación. En el pasillo se encontraron con su abuelo que les dijo.

–Niños ahora es el momento de abrir las otras habitaciones y gozar de sus sueños, allí los encontrarán-

Los niños siguieron la placentera orden de su abuelo y abrieron las habitaciones restantes, en ellas encontraron sus deseos pedidos a la caja. Asi pasaron el resto de sus vidas, usando el poder con gran responsabilidad, brindándoles sus conocimientos a sus herederos, como lo hicieron sus antepasados por siglos.

FIN