Hoy 31, fatídico mes de diciembre.
Es típico de toda familia venezolana.
En la mesa no puede faltar nada,
Yo como siempre, con aquel traje viejo, olvidado,
Alimento de polillas en sus bolsillos, y su ancestral hedor
Zapatos gastados de tanto comer asfalto, solitario, sin una gota de lucero
No siento ningún espíritu de felicidad o el famoso ente navideño, que haga mil fogatas en mi corazón.
No me importo, deje volar mi ser entre humos de pólvora, mis pupilas solitarias iban y venían con lucecitas fugaces, que flotaban dormidas en la sonrisa de aquel niño que se reflejo en mi.
Entre copas furtivas disminuían la conciencia, observe detenidamente, la noche, su lenguaje mudo expresaba lúgubre recuerdos.
El tiempo por fin, deja escuchar su simulacro, ya son las 12 AM, el nuevo año a llegado, calurosamente transmite su afecto, mientras el alma del poeta muere, poco a poco al son de las campanas degollantes, solitario y agotado de bajo del dichoso árbol navideño...
Gabriel Briceño (gabbo) Este escrito lo defino como un Ensayo poetico
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