Entras en la casa, te posas en el ventanal y gustoso esparces tu ser
tan lejos y tan cerca, como las veces anteriores.
La rutina aburre;
la definición de verte, molesta.
Sigo en la tajante espera del cambio,
sentada en la soledad encubridora e intento torpemente me notes.
Socavarte estratégicamente para lograr el astuto plan de encantarte.
No apareces, te has ido de mí y no quiero esperar otro instante.
Levantarme es olvidarte, temo hacerlo
parte de la luna grita la hora, mientras concienzudamente escribo estas líneas.
Dándole tiempo a tu figura esperada