Sonaba la lluvia en el techo y las ventanas de la casa. Parecia que con el peso de las gotas en cualquier momento el techo se vendria abajo. Serian las diez de la noche cuando Maria decidio abrir los ojos. Habia pasado horas con los ojos cerrados, solo escuchando la lluvia y pensando en lo que habia sido y era su vida. En las cosas que habia vivido en aquel lugar. Recordo como en aquella misma casa se habia criado junto a sus hermanos y sus padres. Sus padres, muy estrictos pero amorosos. Ellos les habian dado lo mejor dentro de sus posibilidades. Recordaba con especial cariño todos los sacrificios que su padre hacia para tratar de complacerlos y de atender sus necesidades. Muchas fueron las ocasiones en que el se iba a trabajar sin un centavo en el bolsillo, porque lo que tenia lo habia repartido entre todos sus hijos para que ellos no fueran a la escuela sin dinero. Maria siemrpe estuvo conciente de sus limitaciones y evitaba hasta donde podia que su padre se enterara si ella anhelaba tener algo. Pero muchas veces su padre se anticipaba a sus deseos y aparecia con alguna sorpresa.
Transcurrio su niñez, su adolescencia y con ella los cambios propios de la edad. Maria recordaba los corajes de sus padres, los castigos y todo por causa de su rebeldia. Una rebeldia que intentaba esconder lo sola que ella se sentia. Aunque hubo sus momentos mas tensos Maria siempre trato de mantenerse lo mas unida posible a su padre. No es que ella no amara a su mama, pero su padre siempre fue mas apegado a ella.
Pasaron los años en aquella casa, la casa fue creciendo segun crecia la familia. Maria se fue haciendo una joven. Una joven que aunque estudiaba y trabajaba, jamas termino sus estudios porque salio embarazada. Aun asi, su padre siempre la apoyo y estuvo a su lado. Crecio su niña, su padre parecio renacer a la juventud con la llegada de su pequena, su nieta. Se veia en sus ojos el amor que le profesaba, ahora su vida tenia un nuevo sentido, ahora vivia para su dulce niña...
Esta tronando fuertemente, como si el cielo se estuviera despedazando. Maria observa las paredes, los muebles, las fotos familiares que hay en las paredes. Observa detenidamente los reconocimientos otorgados a su padre a traves de sus años . Todos y cada uno de esos reconocimientos fueron muy merecidos porque su padre siempre se dedico en cuerpo y alma a su vocacion, a su trabajo.
El tiempo no pasa en vano, crecieron todos, se fueron casando y alejando de la casa. Incluso Maria dejo la casa de sus padres pero siempre estuvo cerca. Siempre estuvo alli para ellos. Los visitaba a diario y sus hijos crecieron al lado de sus abuelos.
Pero paso que un dia, se detuvo el tiempo. No se movian las hojas en los arboles, no se escuchaba nada. Incluso Maria sintio que no tocaba el piso. Se sintio literalmente en el aire. Todo dejo de existir. Fue como si al toque de un boton, todo desapareciera. Todo exepto su padre y ella. Ahi estaba el. En una cama de hospital, y Maria, alli recostada en su hombro. Hablandole al oido, diciendole que lo amaba, que lo extrañaria, pero que ella sabia que el estaria bien. Que el estaria en el lugar que Dios habia separado para el. De pronto, ya no volvio a verse el abrir y cerrar de la mascarilla de oxigeno. Se fue como habian vivido, uno al lado del otro. Maria fue la que sintio ese ultimo subir y bajar de su pecho, esa ultima respiracion . Momentos antes de morir, Maria le dijo al oido, " puedes ir tranquilo, todo estara bien, te amo" y el partio. Con un semblante de paz, de tranquilidad, partio, dejandola alli. Sintiendo que ya nada volveria a ser como antes.
Intento levantarse del sillon. Sentia que no tenia fuerzas. Se levanto, se asomo a una ventana y todo estaba en calma, tranquilo, no se escuchaba nada, no llovia. Realmente nunca llovio, la tormenta estaba desatada en el interior de Maria. Pero luego de recordar, de revivir toda su vida junto a su padre, recordo que ella le habia hecho una promesa a su padre; TODO ESTARA BIEN. Tenia que cumplir su promesa. Maria tenia que empezar a vivir. |