La miseria que corroe los huesos
Es la mima que la escoria vomita
Tragándola a sorbos de una gran copa,
Besando los pies, el triste mendigo se duerme podrido.

Esa quien no clamo misericordia,
La ingratitud del ser cobarde
Que con suicidio el alma paga
Con ese impuro dolor la vida muerta se mancha.

La que mata sueños que comienzan en triunfo
Invalorando el esfuerzo que en las ideas encarna
La magia, del concierto en voz
Que a gritos claman identidad, libertad y vida.

Creadora del hambre insaciable,
Cadáveres raquíticos son las cuerdas de su sinfonía
Amores perdidos en trágicos intentos,
La sociedad observa y callan los malditos.

De dinero notan solo se afama
Que del corazón se cuelga amargando sentimientos
Que de amor el pobre sabe
El rico maldice su fortuna insuficiente.

En miseria el cuerpo se funde
Fúnebre ante el deseo de no amor
Finge el castigo
Que para el en si verdugo es.

Callado quien promete
Darle de comer al pobre
¿Por qué al corazón no alimentar?
¿Se trata solo de hambre?




La magia se apago
Con un suspiro llorado al viento
En nombre mió los destellos cesaron
No siento mas pesar que la miseria que consume.

La puedo oler dentro del aire
La puedo sentir entre mis dedos
Puedo saborearla entre mi lengua,
Pero borrarla, no, de aquí, de mi.

Si la llaga se inflama llena de pus
Dentro de ella el cuero que la cubre apesta
Con el maloliente sufrimiento
No se hace nada asta que la pompa reviente…