Tomates Secos
El viento de invierno hostigaba al pobre maizal, movía su frágil tronco de un lado a otro. El cielo estaba gris, anunciando la llovizna de la tarde. Pude divisar el frió en las ventanas que dan al patio. Chiquito ladraba al caballo de Don Tito. Mi mamá amasaba torta fritas y Roció hablaba del colegio. Claudia estaba durmiendo la siesta en el sillón. Ariel y Mauri jugaban al chinchón en la alfombra.
Fui hasta la cocina, mi mama amasaba muy concentrada mientras Rocío hablaba de Leyes y teoremas; pregunté por mi papá, Rocío dejo de hablar, levanto su mirada hacia mi. Mamá bajo la cabeza y dos lagrimas cayeron en la masa, después de juntar valor me dijo:
- No empieces otra vez.
No entendí nada y por alguna razón no pude callar mis pensamientos
- Que no empiece que? te pregunte donde esta papi, nada más.
- Valeria, Basta! ya hablamos muchas veces de esto y dijiste que no lo ibas a hacer mas
- Yo no estoy haciendo nada! Te pregunte donde esta mi papá, tan difícil es entender eso?
- Basta! Basta!. sollozaba, se dirigio a Rocío en voz baja le murmuró: Andá a llamar a tu hermano.
Ariel entró en la habitación, pregunto que pasaba, su cara expresaba un gran desconcierto. Mamá le dijo que llamara al Dr. Reynoso que había empezado otra vez. No transcurrieron mas que 3 minutos, en la puerta había una ambulancia. Mi madre musitaba al Dr. la situación. Comencé a alterarme cuando vi que fue a buscar algo; cuando volvió traía con él una jeringa. Con cara de fariseo me miro y me dijo: - Vos quédate tranquila, esto no va a doler.
-No usted no me toque!-conteste- Papi! Mami! Maa! por favor no!, por favor no!...
Mamá termino llorando desconsoladamente, todos la siguieron en un coro desenfrenado. El Dr. hacia mas fuerza para inyectarme, me resistí, forcejee con él. Para cuando ya no podía controlarme, llamo a mis hermanos, les pidió que me sujetaran. Con lagrimas en los ojos me agarraron muy fuerte para que no pudiera safarme. El Doctor pudo darme la inyección.
Mientras me volvía tranquila y el sueño me iba venciendo logré dar un último vistazo, todos estaban llorando, por la ventana chiquito asomaba su cabeza; recuerdo que tenia una expresion muy triste. Las primeras gotas empezaron a asomarse, mientras me llevaban a la ambulancia, a lo lejos mi vista logro enfocar la huerta, en una esquina al lado del tejido, puede ver los tomates secos, achicharrados por el tiempo, pero totalmente intactos, muertos pero aún en pie. Fue en ese preciso momento que el sueño finalmente me venció.
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