Reflexión (Poesía)
Mírate Requínoa , ahora
tu corazón tiembla, el peligro
en tus calles acecha, despierta
de la mecedora del tiempo,
aunque duela reconocerlo
te araña , te muerde, la droga
y su veneno.
Maldigo la hora en que se allegó
a tus sienes, hambrienta de odios
maldad y violencia.
Maldigo a quienes le abren las puertas,
y sacian su avaricia en su plato miserable
de vicios y delincuencia.
Cría cuervos, el refrán reza, yo digo
lucha, abre tu corazón valiente, de
decencia, de gente buena.
Así estoy ahora, mirándote de lejos,
acariciando tus arrugas de pueblo,
girando en tu carrusel de mansedumbres,
de recuerdos.
Requínoa, vibraban tus arterias de cemento
cuando tu vientre se nutría de farándulas,
circos, ramadas y juegos.
Tus parajes desolados, eran saqueados
por amantes traviesos, que escarbaban
rincones oscuros, donde nadie los viera
como se juraban una mentira o una promesa.
Nada ni nadie te profanaba,
se respetaba la vida, el amor,
la palabra, la inocencia.
Cuántas farándulas se tallaron en tu piel de primavera, con sus carros alegóricos, bufones
y comparsas, para retornar plenos de alegrías
o ebrios, por beber de tus viñas algún brebaje
añejo y nada preocupaba, el hombro de algún
vecino te ayudaba; La distancia se acorta
cuando es un amigo la carga.
Nadie se preocupaba, si alguien nos seguía
era la luna y su capa estrellada, si algo
nos asustaba, eran nubes gordas apedreándonos
con sus luciérnagas de plata, si algo
nos inquietaba era la loca algarabía
que nos seguía hasta la misma casa.
Allí estoy perdido, abrazándote en mis reflexiones,
añorando tus calles buenas, corriendo tras una pelota, rodando con las bolitas, bailando con el trompo, flotando septiembre con volantines, pavos y ñeclas.
Somos tus hijos y te reclamo,
porque somos la sangre
que recorre tus venas,
porque es tu tranquilidad
la que nos oxigena la vida
y el alma de sueños
nos alimenta. |