°El Techo°
Sin poder apartar la mirada de su extrema blancura pensaba que ya se había resignado a quedarse ahí, no sabía cuánto tiempo, pero sí comprendía que por mucho, intoxicada hasta los pies permanecía inmovil, recostada entre sábanas blancas de algodón con pantalones y playera blancos, tanto que imaginaba que residía en alguna especie de colonia celestial, por las noches oía a lo lejos el sonido de los grillos, pero no se atrevía a levantarse y asomar la nariz por la ventana, la luna, con sus brazos plateados brotaba por la rendija e iluminaba la habitación, algo no tan agradable para ella, quien veía en las sombras de los arboles y la luz del cuerpo celeste, figuras demoniacas que le aterrorizaban; ni la píldora rosa, con su amargo sabor que llenaba la garganta de aquél acre le quitaban esas sombras de la cabeza, monstruosos compañeros de celda y de sueños, la pildora blanca, aquella de ranurita en medio que debía tragar completa, la mantenía entusiasmada, pero eso no era siempre, pareciera que no siempre estaba de humor la pastilla para hacerle efecto, había veces que se quedaba viendo la ranura y pensaba en el horizonte, aquél mar magestuoso que no podía dejar de mirar en sueños y que le atraía hipnotizante, la otra pastilla, aquella que no sabía qué era, borraba las voces clandestinas que repiqueteaban en la mente, discusiones, gritos, recuerdos, todo unidos en voces que no entendía y de vez en vez, pronunciaban su nombre, por último, aquella pildora tomada en dos, que rugía al dividirse cuando la trozaban, aquella que le causaba tantas náuseas como miedo, aquella que era mortal en exceso, aquella que la mantenía sin el espantoso retumbar de la cabeza, la que le causaba sueño y aún en el sigilio no podía desenmarañar lo sucedido, era quizá la menos importante, pero ansiaba el momento en que algún día le produjera algo, el ansia o la muerte, pero algo...
Siempre a las nueve... la mujer llegaba a alimentarla y a intoxicarla siempre a las nueve, le revisaba la boca después de cada pildora y la abandonaba con la bandeja de comida que generalmente arrojaba por la ventana, aún cuando en muchas ocasiones la hubiesen retado por ello, seguía haciendolo, se hacía creer a los demás que alimentaba con ello sus sueños, pero sabía que no, sabía que ya no tenía tiempo ni para soñar, solo miraba la blancura del techo recostada entre sábanas blancas y pensaba, que cuando saliera de ahí conocería el mar, viajaría lo que tuviese que viajar tan solo para poder ver el mar por primera vez, constatar si la luna se reflejaba sobre el y las estrellas danzaban al compás de las olas, si en medio de la oscuridad la risa del mar se escuchaba, alguna vez le dijeron que el amanecer era intenso, pero que cuando el sol se ocultaba, parecía que se fuera apagando poco a poco con el agua salada, como si una cámara secreta se abriera para esconderlo mientras la luna y las estrellas, bailaban con el canto de las ondinas... La blancura del techo le permitía pintar lo que fuese con la mirada, crear un mundo paralelo menos incoloro, atragantarse el sabor amargo y beber del agua salada, probar un poquito de un cielo estrellado...
Se levantó y miró por la ventana, el sol ahí también se estaba apagando, pero no podía saber a dónde se metía, solo oía el cantar de los pájaros y aquellas sombras que a veces aparecían comenzaron a causarle terror, tomó una de las cintas con las que a veces la ataban y se sentó en una esquinita con las piernas encongidas y la cabeza gacha, cerró los ojos y llegó hasta el mar, volando con la frágil briza de media tarde, jugueteando con las gaviotas que le revoloteaban al rededor, bañandose con las ondinas y las sirenas que cantaban sin cesar, sumirgiéndose con ellas para tocar peces multicolores que manchaban la transparencia de un agua cristalina y salada, poniendose corales en las manos y aguantando la respiración parecía como si el aire ya no lo necesitara, juguetando con delfines que danzaban y brincaban a la par que ella, bajando despacio hasta alcanzar el cabello risado del mar que ya en su blancura no le recordaba el encierro... el encierro... tan solo ahora sabía que no volvería jamás...
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YLVH
26/Abril/2007
Texto agregado el 26-04-2007, y leído por 76 visitantes. (15 votos)
Lectores Opinan
2007-05-02 23:33:02 me gusta mucho gracias por compartirlo. eaco
2007-04-27 22:10:18 Hermoso cuento y triste fin me gusto!! ***** y besitosss NIL... nilda
2007-04-27 04:58:43 Excelente texto!! muy bueno! me encantó atrapaste al lector de una manera magistral. Te felicito Hadita!!millones de estrella para una buena escritora!! alondra40
2007-04-27 03:26:43 Imagenes...dulces, amargas, tristes...gracias por ellas zarestra
2007-04-27 03:03:42 Muy buen relato magistralmente narrado, triste por cierto, cuando ya no se puede seguir por el camino de la cordura y se pierde entre la neblina de la mente, leerte fue un placer***** Besitos lagunita
2007-04-26 21:43:58 Me a encantado que hayas profundizado tanto en una sensacioon asi sin resultar para nada lento. Muy bueno lander_madaria
2007-04-26 21:25:59 Me gustó mucho el lenguaje que utilizas, y que se engrandece con tu final... churruka
2007-04-26 21:24:04 Bellísimo y terrible. Me dió escalofríos, cuando la locura ya se cierne totalmente y no hay retorno, en este caso para tu protagonista, fue una locura de liberación. Es un hermoso y triste relato. Te felicito, no es un texto fácil. Besos y estrellas. Magda gmmagdalena
2007-04-26 21:08:45 Si el techo lo hacen los sueños, entonces no hay límites. Entregas un relato vertiginoso acompañado de tanta píldora, que el final se antoja esperanzador y trágico. AzulMarina
2007-04-26 21:01:06 Excelente tratamiento de un tema que promueve la angustia, pero logras salir airosa en una huída esperanzada que sugiere, sin marcar, llevando al lector del techo a la profundidad. A veces se puede salir de pie, otras de rodillas. Un beso, niña. Te quiero. Adriana cromatica
2007-04-26 19:57:57 wow... muchas veces me eh sentido asi solo que yo no eh podido salir yo aun sigo tomando pildoras... -Muerte_Cerebral-
2007-04-26 19:52:23 Me emocionó tu escrito porque siendo tan smbrío y terrible es hermoso, tu consecución de imágenes tipo cascada, me hizo sugerir una voz suave en off que relataba el suceso, tiene plasticidad, belleza por si sola y tan pero tan poca esperanza de poder sonreír y respirar vida; es una narrativa preciosa, redondita, te felicito, mis respetos.***** lapluma_impresa |